Verdad o reto

Crítica de Martín Chiavarino - Metacultura

Terror de primavera

Bajo la dirección de Jeff Wadlow, responsable de Kick-Ass 2 (2013), llega Verdad o Reto (Truth or Dare, 2018), un film de terror adolescente sobre un grupo de jóvenes que entra en un juego macabro durante sus breves vacaciones de primavera (“spring break”) en las playas de Rosarito, al noroeste de México, en la zona de Baja California.

Un grupo de seis jóvenes liderado por la amistad de Olivia (Lucy Hale) y Markie (Violett Beane) acuden a un convento abandonado a medio derrumbar durante sus vacaciones engañados por un joven que les advierte que han accedido sin saberlo a un juego sin reglas conocido como “verdad o reto”, en este caso manejado por un demonio que los obliga a decir la verdad o realizar peligrosos y letales retos bajo la pena de muerte en el caso de no cumplir con la consigna.

La historia de Michael Reisz, coescrita junto a Jillian Jacobs, Christopher Roach y el director Jeff Wadlow, construye su eje narrativo a partir de la concatenación de eventos y la asimilación de los mismos por parte de unos jóvenes que ven sus vidas interpeladas por una fuerza sobrenatural que los persigue y atosiga con su juego retorcido y mortal. El film apunta a un público adolescente y juvenil amante del cine de terror apto para todo público de calidad a través de una buena historia sin baches narrativos, interpretaciones correctas de parte de jóvenes actores de moda y una dirección que lleva todo el convite a buen término pero que se extiende demasiado en su duración con escenas redundantes.

Verdad o Muerte es así una obra representativa del nuevo mercado de cine de terror, del que la productora Blumhouse, propiedad de Jason Blum, es uno de los principales referentes del género que ha dado opus como Huye (Get Out, 2017), La Noche de la Expiación (The Purge, 2013) y Actividad Paranormal (Paranormal Activity, 2009), pero también Whiplash: Música y Obsesión (Whiplash, 2014) desde un punto de vista más dramático, todos films que combinaron historias innovadoras con distintos grados de terror, ya sea psicológico o no, que influyeron en la visibilidad y la aceptación y la ampliación de este tipo de propuestas a un público menos propenso al terror. En este sentido, la formula menos sangre, menos violencia con historias típicas del terror como adolescentes de fiesta atacados por una entidad malévola generan la ira de los fanáticos del terror de los setenta y los ochenta, pero mayor aquiescencia entre los nuevos espectadores jóvenes que buscan acción indolora y pasteurizada que no hiera susceptibilidades. Verdad o Muerte es de esta forma una película típica de franquicias nacidas al calor de los nuevos estándares del terror juvenil como Destino Final (Final Destination, 2000), sin demasiadas pretensiones a nivel narrativo pero sí ávida de secuelas y de explotación de una misma temática hasta el hartazgo.