Vendrán lluvias suaves

Crítica de Guillermo Colantonio - Fancinema

OMBLIGUISMO AUTORAL

Al principio, el proyecto parece obedecer a esa moda nostálgica por las películas protagonizadas por niños y que tan buenos resultados han generado en la taquilla. Sin embargo, el realizador abandona ese camino (¿el temor a los géneros?, ¿el miedo al qué dirá el público festivalero?).

Es indudable la capacidad de Iván Fund por explorar poéticamente a través de las imágenes, esta vez sostenidas incluso por la excelente fotografía de Gustavo Schiaffino. Sin embargo, lo anterior es inversamente proporcional al manejo narrativo, un signo visible en películas anteriores del director. La novedad es la incursión en lo fantástico a partir de un apagón general que provoca un letargo somnoliento en los adultos y que les sirve a los niños para tomar la posta en la ciudad. El gancho es fuerte pero Fund privilegia una atmósfera sobrecargada en lugar de explotar el orden de los hechos. El peor pecado es desaprovechar la espontaneidad y las posibilidades de los chicos. Tampoco el uso del sonido ayuda demasiado, sobre todo porque termina por saturar.

Finalmente, el resultado se resiente porque los niños terminan siendo de los tantos personajes autómatas urbanos a los que nos tiene acostumbrado el cine argentino en gran parte. En otras palabras, el ombliguismo autoral se pone por encima de la historia y los personajes.