Une affaire d'amour

Crítica de Roger Koza - La Voz del Interior

Encuentros lejanos

En algún lugar del sur de Francia, Jean (el excelente Vincent Lindon) vive tranquilo con su mujer y su único hijo. Él es albañil y su mujer obrera de una fábrica, oficios que en este primer mundo permiten vivir dignamente. El plano inicial en el que la familia tipo disfruta de un picnic en la campiña francesa resulta una postal de una felicidad mínima pero legítima. El desarrollo del filme no objetará esencialmente ese modelo de felicidad, aunque su relato involuntariamente trastocará ese orden familiar luminoso.

Es lo que sucederá cuando la maestra del hijo de Jean, Verónique (Sandrine Kiberlain), por cuestiones vinculadas al colegio se encuentre con Jean. No será amor a primera vista, sino la construcción (in)voluntaria de un vínculo indefinido entre un hombre y una mujer, aunque nada será igual. La atracción desafía a la lógica, y, más allá de los compromisos con quienes amamos, el deseo no siempre obedece la voluntad de lealtad.

La puesta en escena sutilmente acentúa el dilema de Jean: a cada plano en el que él y Verónique se saben atraídos, le sigue un plano familiar. Esa construcción narrativa expresa la oscilación afectiva de Jean. En ese sentido, en la secuencia en la que Verónique interpreta con su violín un pasaje de Salut d’amour de Elgar se la verá de espaldas. Más tarde, en una escena esencial, ella volverá a interpretar la canción en el aniversario del padre de Jean, y se la verá tocando de frente. Son motivos formales que denotan la posición psíquica de Jean. Es un instante de una riqueza narrativa admirable: la familia está reunida, la mujer de Jean observa y en un gesto mínimo entiende todo.

Como sostiene Slavoj Zizek, existe una ley del deseo, un imperativo que debe soportar, que consiste en decirle al sujeto que no renuncie a su deseo: la única culpa posible en relación a esta ley es la traición del deseo.

Se trata de una declaración que bien podría ser la moraleja de la inteligente película de Stéphane Brizé. El travelling hacia atrás con el que termina Une affaire d’amour no dice otra cosa.