Una noche sin luna

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Algún lugar en el mundo

Esta ópera prima del joven director y guionista uruguayo Germán Tejeira remite a esas historias mínimas del cine de Carlos Sorín y podría definirse también como unos relatos (poco) salvajes, bastante más austeros y menos explosivos que los de Damián Szifron.

También dividida en episodios (tres en este caso) y ambientada durante la noche de Año Nuevo en un pueblo rural llamado Malabrigo, Una noche sin luna tiene como protagonistas a César (Marcel Keoroglián), un taxista divorciado que llega para cenar con la nueva familia de su ex mujer y reencontrarse con su pequeña hija; Antonio (Roberto Suárez), un mago que viaja para hacer su acto en la fiesta del lugar pero queda varado hasta que conoce a Laura, empleada de una estación de peaje; y Miguel (el argentino Daniel Melingo), un músico que recibe un permiso para salir de la cárcel y actuar en la patética cena show.

La melancolía uruguaya y la melancolía de las fiestas (que recuerda a Felicidades, de Lucho Bender) conforman un universo algo triste (en medio de múltiples infortunios amplificados por constantes cortes de luz) para estos tres seres solitarios, que parecen no tener un lugar en el mundo. De todas maneras, Tejeira evita caer en el miserabilismo, no juzga ni tortura a sus atribuladas criaturas, y maneja siempre un medio tono amable y eficaz. Una película pequeña, entrañable y atractiva.