Una mujer fantástica

Crítica de Martín Chiavarino - Metacultura

Las heridas de la violencia social

Además de la gran cantidad de nominaciones y premios que Una Mujer Fantástica (2017) viene cosechando alrededor del mundo, el film catapultó al realizador chileno Sebastián Leilo al cine norteamericano, ya que luego de la próxima Disobedience (2017), adaptación de la exitosa novela de Naomi Alderman, ahora mismo se encuentra filmando la remake para Estados Unidos de Gloria (2013), que será protagonizada por Julianne Moore en el personaje originalmente interpretado por Paulina García, actriz que también viene trabajando a nivel internacional en films como La Cordillera (2017) y Little Men (2016)

En Una Mujer Fantástica, el repentino colapso de su pareja, Orlando (Francisco Reyes), a causa de un aneurisma, expone a Marina Vidal (Daniela Vega), una mujer transgénero, cantante lírica de amplio repertorio y moza de un bar, al rechazo de la mayor parte de la familia de su pareja y de las instituciones sociales, o sea los médicos, la policía y la sociedad chilena en general, situación de humillación y violencia social y de género que la pone en un estado muy vulnerable y acongojado. Sospechada de haberle causado heridas a Orlando durante el episodio Marina descubre que ella es objeto de un rechazo visceral por parte de una sociedad que la cataloga como un efecto de la depravación. Además, cuando la ex esposa y el hijo de Orlando le piden a Marina que abandone el departamento en que vivía con su novio y devuelva el auto, la familia conoce por primera vez su identidad y la violencia contenida desata el dolor por la pérdida, que rápidamente se torna en odio y encono contra ella. Mientras soporta los golpes y la intimidación de la familia de Orlando, Marina realiza su propio duelo y se obsesiona con la llave de un casillero de un sauna al que Orlando acudía regularmente, que encuentra casualmente entre los objetos de su ex pareja, tal vez una última aventura que la mujer se propone para despedir la memoria de su pareja, que se aparece constantemente enfrente de su camino como recordatorio de que el amor a veces es pasajero pero que su intensidad puede aumentar con la ausencia.

El director chileno crea un film sobre la identidad femenina y trans y el contexto reaccionario que le rodea en una sociedad estratificada con enormes diferencias sociales y de clase, donde la aceptación de la relación entre Marina y Orlando es una quimera. El guión de Leilo junto a Gonzalo Maza, con quien también coescribió Gloria, está redactado a la medida de Daniela Vega, quien realiza un trabajo extraordinario, entregando una actuación arriesgada, valiente y natural sobre el derrotero de la identidad trans en su país y la lucha cotidiana por la aceptación y la igualdad.

Con gran realismo Una Mujer Fantástica narra el paso del rechazo a la discriminación que cede su espacio al odio y a la violencia. El acoso de todo tipo que Marina vive y la dificultad para amar y ser amada conviven con la angustia ante el maltrato y la necesidad de estar alerta constantemente. Sebastián Leilo entrega así una obra de escenas tan penetrantes y profundas como dolorosas y sensibles que describen las distintas reacciones del conservadurismo ante lo que consideran grotesco y lo que no pueden o desean comprender, indicio en realidad de su mirada sesgada y perversa, incapaz de ver la belleza, para encontrar de esta forma el gatillo del odio de una clase que se cree justificada a avasallar los derechos de todos como si aún viviera bajo la estela en la dictadura genocida que promocionó y sostuvo hasta donde pudo.