Una mirada honesta

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

Eduardo Longoni se pregunta porqué fotografiamos. ¿Por placer?, ¿para entender el mundo?, ¿para cuestionarlo?, ¿para dar testimonio? Su cuantiosa obra nos revela un mundo plagado de imágenes. Se trata de quien capturara la icónica fotografía del ‘Gol de la Mano de Dios’ en el ’86. Diego para la eternidad. Su pasión fue más allá: Longoni colocó su oficio al servicio de desentrañar crímenes en tanto como de denunciar los atropellos del poder en la democracia; su tránsito en el medio atravesó épocas en extremo complejas. En Noticias Argentinas, la violencia política se convierte en el ADN de su quehacer, hecho de luces y misterios, porque su fotografía cuenta y opina acerca de tiempos sombríos. Es un bastión de lucha y resistencia durante la última dictadura militar. Un cuarto de siglo después, registró la barbarie acontecida en las calles de nuestro país, en diciembre de 2001. Y dijo, no más para mí. Nadie lo sabe mejor que Eduardo: el ejercicio público y el cuerpo se ponen en la calle. La belleza conmueve, afirma, pero sus fotos gritan. Roberto Pesano y Santiago Nacif se dividen créditos de dirección en el imprescindible documental “Una Mirada Honesta”, condensando cuarenta años de trayectoria. Representante de una generación de fotoperiodismo y nativo de la ciudad de Mar del Plata, es también autor del ensayo fotográfico “Destiempos”, un colosal mosaico a través de majestuosas geografías que rescatan parajes místicos. El artista detiene el tiempo en un instante y su mirada también es retrospectiva: recuerda a su madre, aquella mujer que lo inspirara tempranamente. Conocemos la intimidad de sus orígenes, las fotos poseen una doble mirada.