Una especie de familia

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Distintas formas de ser padres

En sus últimas películas Diego Lerman abordó la violencia institucional (La mirada invisible) y la violencia machista (Refugiado). En Una especie de familia, el director de Tan de repente y Mientras tanto, siempre atento al punto de vista femenino, se concentra en la problemática de la maternidad ligada al dilema de la adopción en condiciones no demasiado cristalinas.

Si bien esta temática ya había sido trabajada por el cine argentino en películas como Nordeste, de Juan Solanas; o El hijo buscado, de Daniel Gaglianó, Lerman construye un relato rico en matices, ya que maneja con sensibilidad y sin caer en la denuncia subrayada las distintas perspectivas de la protagonista (una médica porteña interpretada por Bárbara Lennie que viaja a un pueblo de Misiones para concretar la adopción); de su pareja, que no parece demasiado entusiasmada con la idea (Claudio Tolcachir); del doctor que hace de nexo en el acuerdo (Daniel Aráoz) y, sobre todo, de la madre del bebe que vive en condiciones más que precarias (Yanina Ávila, toda una revelación).

La película sostiene la tensión y hasta cierta dosis de suspenso respecto de las distintas resoluciones, aunque el eje no es tanto el thriller como las decisiones éticas y morales de los personajes. Otra vez con el destacado aporte visual del fotógrafo polaco Wojtek Staron, Lerman se acerca a un tema contradictorio e incómodo con muchos más hallazgos que lugares comunes. No se trata de un mérito menor.