Un vecino gruñón

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

“El Peor Vecino del Mundo” llega a las salas locales en formato de drama desgarrador enmascarado de comedia. Remake de “Un Vecino Gruñón”, film sueco estrenado en 2015, a su vez adaptado del best seller homónimo, tras su realización se encuentra el siempre sorprendente Marc Foster. Dueño de una filmografía variopinta, capaz de abordar registros tan distintos entre sí como en los films “Monster’s Ball”, “Descubriendo el País del Nunca Jamás” y “Guerra Mundial Z”. La magnífica interpretación de Tom Hanks, pasando de ser el mejor (“Un Buen Día en el Vecindario”) al peor integrante de la comunidad aquí examinada, se convierte en principal foco de atracción. Apoyándose en la masterclass brindada por el doble ganador del Premio Oscar, la película inyecta un positivo mensaje de vida, invitándonos a una reflexión moral que impera desbordante de emotividad. Uno de los actores contemporáneos de mayor renombre se coloca en los zapatos de este veterano que ha probado el bocado más amargo que la vida le ha puesto delante. Riguroso en su actuar, todo alrededor de sí parece milimétricamente cuidado. Sin embargo, sumido en el duelo y en la superación de una devastadora pérdida, no posee motivo alguno para ser feliz. Disgustado con su presente, cada día le pesa. El vuelco de ciento ochenta grados que da su existencia funge como gancho argumental, efectivo en transmitir valores que nos hacen reflexionar acerca de la soledad que atraviesan adultos mayores en determinada etapa de la vida. El sentimiento impulsa el minuto a minuto del metraje de esta comedia gestada con corazón y nobles intenciones. Nunca sabremos qué ocurre en la casa de al lado.