Un rubio

Crítica de Santiago García - Leer Cine

Juan, joven y mujeriego, vive en los suburbios de Buenos Aires. Debe encontrar rápidamente un compañero de piso porque su hermano se ha ido. Entra a vivir con él Gabriel, un tranquilo compañero de trabajo, viudo desde hace poco, que está luchando por mantener a su pequeña hija. Tímido y reservado, Gabriel percibe los acercamientos de Juan sin decir nada. El dueño de casa, mujeriego, no debe estar interesado en él.

Poco a poco los dos hombres finalmente inician un vínculo sexual. Mientras que Juan parece tener cierto control de la situación, Juan, más vulnerable, empieza a tener sentimientos hacia su compañero. La película muestra la relación erótica entre ambos con franqueza e intensidad, mientras crece el enigma acerca de cómo seguirá la historia entre ambos.

Lo que empieza como un film independiente más, con situaciones minimalistas, con ese naturalismo propio del cine argentino desde estos años, luego pasa a ser un film erótico que una vez más termina dando un giro en el desenlace. Antes del final, Un rubio termina mostrando emoción que había estado contenida durante el resto de la película. El final, muy emocionante, la convierte en una gran película.