Un loco viaje al pasado

Crítica de Matías Orta - A Sala Llena

Los viajes en el tiempo. Un concepto que jamás deja de fascinar. El cine lo utilizó innumerables veces, y dentro de varios géneros. Como en las comedias.

Tal como sucede en Un loco viaje al pasado.

Cuatro amigos (bah, tres amigos y el sobrino de uno de ellos), todos muy en la mala, deciden hacer un viaje a un centro de esquí; un lugar donde varios de ellos vivieron momentos importantes de su juventud. Cuando se meten en el yacuzzi de su habitación, y tras una noche de parranda, terminan viajando al pasado. Más precisamente, a 1986. Al principio, ninguno de los cuatro quiere cambiar el curso de los acontecimientos para no generar paradojas temporales, pero luego verán que será una nueva oportunidad de reparar errores del pasado y modificar, para bien, el porvenir. En el medio, miles de situaciones desopilantes.

El director Steve Pink y los guionistas crearon esta suerte de versión reventada de Volver al futuro, con drogas, alcohol, desnudos y sexo, con momentos de humor escatológico, al estilo del que los hermanos Farrelly patentaron en los ’90. Además de homenajear a aquella genialidad de Robert Zemeckis (la presencia de Crispin “George McFly” Glover, por ejemplo), también hay menciones a otros exponentes del subgénero, como Hechizo del tiempo y El efecto mariposa.

John Cusack interpreta a Adam, el menos anormal de los viajeros. El talentoso actor (también productor de esta obra) comenzó su carrera en los ochenta y actuó en films como Se busca novio —película que John Hughes que es homenajeada en Un loco... —, Quiero decirte que te amo y Digan lo que quieran. Dato inútil: ¿Sabían que J. C. fue la primera elección de Hughes para el papel del rebelde Jack Bender en El club de los cinco, un rol inmortalizado por Judd Nelson?

El resto del elenco no se queda atrás. Rob Corddy hace de Lou, un alcohólico con tendencias suicidas que tiene la oportunidad de redimirse y cambiar su patética vida. Craig Robinson es Nick, un músico frustrado, sometido por su esposa, ante la posibilidad de retornar a su viejo amor. Clark Duke compone a Jacob, el sobrino de Adam; un nerd que se la pasa encerrado con su laptop, jugando a los videojuegos, a punto de descubrir el pasado parrandero de su propia madre. Si a todo esto le sumamos la aparición del mencionado Crispin y de Chevy Chase, que en aquella década protagonizó la saga de Vacaciones... Mejor, imposible.

Como corresponde, no faltan las referencias a la cultura pop de los ’80: programas de televisión (Alf, Blanco y negro), películas (Rojo amanecer, la favorita del villano de la película, obsesionado con los comunistas), ropa... Pero, sobre todo, la música. Ya lo dijo mi colega Tomás M. Luzzani: “Es imposible hacer una película ambientada en los ’80 que tenga un soundtrack malo”. En esta oportunidad, suenan David Bowie, bandas pertenecientes al Glam Rock ochentoso —Mötley Crue y Poison, citadas de manera muy graciosa, además de "Turn Up the Radio", de Autograph—, grupos como New Order y Echo & The Bunnymen, y one hits wonders de la talla de "I Can't Wait", de Nu Shooz; "Obsession", de Animotion; "Perfect Way", de Scritti Politti, y "(I Just) Died in Your Arms", de Cutting Crew. Por supuesto, cada tema está colocado en el momento justo, no de manera gratuita.

Además de ser una divertida comedia sin pretensiones, ideal para nostálgicos, Un loco viaje al pasado, al igual que las mejores películas sobre viajes en el tiempo, nos lleva a desear poder volver al pasado, arreglar nuestros problemas y que nuestro futuro se parezca a lo que alguna vez soñamos. Sin embargo, como le dicen a Adam en un momento: “Acepta el caos. La vida te tiene muchas sorpresas”.