Último recurso

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

¿Es Matías Szulanski nuestro Hong Sangsoo? ¿Está sumido en una competencia directa con Raúl Perrone, José Celestino Campusano y Lucía Seles por ser el cineasta más prolífico del cine nacional de los últimos tiempos? Lo cierto es que con 10 largometrajes en 7 años se ha convertido en una auténtica máquina de filmar. Y, luego de haber estrenado Juana Banana en la Competencia Argentina de la última edición del Festival de Mar del Plata, ahora ha recibido un nuevo impulso por parte del BAFICI, que seleccionó a Último recurso como película de apertura.

Último Recurso es el nombre de una revista deportiva que subsiste en condiciones más que precarias con el manejo de Enrique (Horacio Marassi) y Rodolfo (Germán Baudino), dos periodistas de la vieja guardia. Pero las verdaderas protagonistas son más jóvenes y mujeres. Por un lado, una integrante de la redacción con experiencia como Laura (María Villar) y Julia (Tamara Leschner), una pasante recién llegada que en verdad se gana la vida con su perfil erótico en Only Fans y es también una virtuosa flautista. De hecho, al ser la única que posee un auto, Julia es “explotada” por su compañera, que le hace sentir el rigor de ser la novata que debe pagar el derecho de piso.

Cuando llega a la revista un misterioso paquete que contiene información en principio totalmente absurda (que existió un primer Mundial de fútbol en 1926 en el que Argentina salió campeón y cuyo goleador y hombre récord fue un jugador judío llamado Samuel Finkelstein, y que esos hechos fueron luego borrados de la historia oficial), los jefes les encargan a Laura y Julia que sigan el tema. Se inicia así una intrincada investigación por distintos barrios (Villa Crespo, Microcentro), bibliotecas, archivos, pero también por otros misteriosos ámbitos, como los de una comunidad asiática.

Y esa indagación conjunta es la excusa para que se desarrolle y profundice la muchas veces tirante y en otras más íntima relación entre las dos protagonistas (Laura es madre soltera y Julia cuida a su hija mientras atiende a sus clientes de Only Fans) en un film que por momentos tiene el vértigo callejero de, por ejemplo, Castro, de Alejo Moguillansky; y en otros recupera ese espíritu de comedia incómoda y con personajes con un poco de mala onda que es el sello de Szulanski, quien se permite además unos cuantos juegos cinéfilos como las referencias a El centroforward murió al amanecer, de René Mugica, o el personaje del proyectorista en una privada de prensa que interpreta el director Paulo Pécora.

Si parte de la premisa es ya de por sí bastante ridícula, más aún lo es el contexto (la historia está ambientada en junio de 2021), que parece más propio de otros tiempos (mejores): que subsista una revista impresa de deportes, que en la redacción todos fumen sin parar y que dos periodistas investiguen de forma exclusiva, a toda hora y durante dos semanas un único tema es lo más inverosímil de todo. Palabra de periodista. Pero nada de eso parece preocuparle a Szulanski, quien regala una película con muchos desniveles pero felizmente desaforada y orgullosamente camaleónica, sostenida sobre todo por dos muy buenas actrices. Palabra de crítico.