Tutti I Santi Giorni

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Hijos nuestros

Este penúltimo largometraje de Paolo Virzì (su más reciente trabajo, Il capitale umano, ya fue adquirido también para su estreno comercial en la Argentina) aborda un tema que obsesiona a muchas parejas (el deseo de tener hijos), sobre todo cuando afrontan dificultades para que la mujer quede embarazada. La presión social (de amigos y familiares, sobre todo), el paso del tiempo que va amplificando los conflictos, los múltiples y muy diversos tratamientos… Todo eso está retratado en el film. Y, en ese sentido, puede verse a Tutti I Santi Giorni como una película que sintoniza con las angustias, temores, mandatos y prejuicios de estos tiempos.

El film -más allá de que siempre está trabajado sobre contrastes bastante obvios como los de esta pareja de intelectuales sensibles vs. la italianidad al palo con su machismo y su brutalidad- arranca con algunos toques de comedia que la hacen fluir con cierta dignidad. El problema es que, cuando la pareja empieza a desbarrancar, la cosa se pone cada vez más solemne, sentimental y, para peor, moralista.

Los protagonistas son Guido (Luca Marinelli), un muchacho tímido y culto (está fascinado por la cultura clásica y el latín) que trabaja como conserje nocturno en un hotel de lujo; y Antonia (la compositora y cantante Thony, que tiene algo de P.J. Harvey), una pasional mujer de 33 años que atiende de día al público en una oficina de alquiler de autos mientras intenta desarrollar una carrera musical. Ellos se ven poco, pero tienen química y se entienden bastante bien tras seis años de estar juntos. El problema, claro, es que no quedan embarazados, mientras a su alrededor todos empiezan a tener más y más niños.

El director de la exitosa La prima cosa bella evita en un principio caer en el subrayado discursivo y logra de sus intérpretes (sobre todo de Thony en su debut absoluto en cine) buenas dosis de naturalidad y credibilidad. Pero con el correr del film -que nunca lograba superar una medianía amable- se torna insostenible y en ciertos momentos hasta irritante… Un parto.