Turbo

Crítica de Santiago García - Tiempo Argentino

El nuevo sueño de los campeones

Un caracol que adquiere poderes sobrenaturales es el eje de este nuevo film de animación con producción de los estudios DreamWorks, que para la versión original convocaron a estrellas como Ryan Reynolds y Paul Giamatti.

Turbo se suma a la pelea del cine de animación del año 2013. No es cualquier pelea: quien la gane, o quienes salgan airosos de la misma, se quedarán con la taquilla anual.
El cine de animación ha ido tomando el mercado mundial y en la Argentina suele estar en la cima. Hoy jueves, son cuatro los títulos que buscan quedar primeros en la carrera: las ya estrenadas Monsters University y Mi villano favorito 2, y junto con Turbo la película de animación argentina Metegol.
Aunque está producida por DreamWorks, Turbo es la tapada de las cuatro, ya que tiene a priori el menor número de público cautivo. Es la historia es la de un caracol con sueños de grandeza. O mejor dicho, con sueños de velocidad. Sí, claro, ese es el gran chiste. El animal famoso por su lentitud, quiere ser piloto de carreras. Bah, quiere ser piloto y auto de carreras al mismo tiempo. La vida proletaria, sacrificada y gris, donde todo puede terminar con la simple aparición de un cuervo, no es para él. Los demás aceptan con amarga resignación, esta rutina y no gritan, ni se desesperan cuando en mitad de la jornada, mientras hablan, uno de ellos es capturado.
Turbo cuenta la historia de un soñador, de un osado, de alguien que no se resigna. Es esa osadía, la que lo pondrá al borde de un accidente que lejos de matarlo, lo hará renacer convertido en otro. Como un superhéroe, Turbo sufre una transformación física y se convierte ya no sólo en un caracol rápido, sino en uno tan rápido que incluso podría participar en carreras de autos.
El guión es muy simple, más simple imposible. Todas las costuras y los lugares comunes están a la vista. Quienes hemos visto ya este casi una docena de films de animación, no nos vemos muy sorprendidos por lo visual tampoco. Pero aun así, Turbo termina ganando un poco hacia el final, cuando logra dejar al espectador más indiferente al borde de la butaca.
Para llegar a ese final pasa tal vez demasiado, pero finalmente llega. Evitar metáforas acerca de esto y el caracol es un lujo que es mejor darse.
Como dato extra más, hay que decir que el juego de voces latinas en una película en inglés se pierde por completo en la versión doblada de la película.
Turbo es la opción más simple y directa de las que están en cartel. No hay nada que objetarle en sus ideas, no hay mucho para agregarle tampoco.