Regreso con gloria

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

No es la primera vez que el cine norteamericano busca respuestas a uno de los períodos más oscuros de su historia, el de la caza de brujas que en Hollywood se hizo durante la década del 50 del siglo pasado para ver si las influencias “comunistas” continuaban adoctrinando al público, o al menos eso se pensaba.
Así “Regreso con Gloria. (Trumbo)” (USA, 2015), de Jay Roach, reposa su mirada en la vida de Dalton Trumbo (Bryan Cranston), uno de los guionistas más exitosos de la industria, que vio como al abrirse la persecución indiscriminada y pública de los simpatizantes a las ideas de izquierda, su carrea fue sepultada, momentáneamente, y destinada al olvido.
Pese a esto, Trumbo siguió en la clandestinidad en la búsqueda de poder seguir desarrollando su pasión por el cine, dedicándole la mayor parte de su vida a la escritura y terminando por configurar, con la prohibición, algunas salidas que le permitieron continuar con su carrera como escritor de guiones.
En una primera etapa del filme, mucho más festiva, de celebración al cine, la presentación de Trumbo y su familia, es esencial para que en la segunda etapa, más oscura y depresiva, la amenaza constante sobre él y los suyos sean la guía de la película, para así poder mantener en vilo al espectador para saber qué destino es el que encontrará este revolucionario guionista.
Trumbo era un personaje que no se callaba nunca, y todo aquello que pasaba por su cabeza se transformaba en una lucha por la cual no temía quedar expuesto, y menos aún, exponer las verdaderas intenciones de sus allegados ante cualquier cuestionamiento sobre sus ideas.
“Regreso con Gloria…” el desafortunado título local, revela parte del complejo entramado de situaciones que llevaron a configurar la vuelta de Trumbo al mundo del cine fuera del siniestro mastodonte estatal dedicado a la caza de brujas, el que pudo eludir con habilidad luego de pasar un tiempo tras las rejas.
El ágil guión de John Mcnamara se apoya en material de archivo, el que, resignificado, además, posibilita el lucimiento absoluto de Cranston, pero también el de participaciones secundarias como la de Hellen Mirren, quien interpreta a Hedda Hooper, la periodista que se encargó de dilapidar la carrera de varios directores, actores y guionistas con su poder, o el de Diane Lane, siempre efectiva y justa, como su esposa, la mujer que lo sostuvo y contuvo a pesar que todos sus amigos, conocidos y jefes le dieran la espalda.
La cuidada reconstrucción de época, desde el vestuario a la utilería, como así también la sobria puesta en escena, son esenciales para poder revisitar una época oscura en las que las listas negras lideraban una industria en apogeo.
“Regreso con gloria…” plantea una historia del cine dentro del cine, que necesita ser pensada desde la actualidad porque invita a reflexionar sobre cómo las propias trabas que se imponen a la expresión libre de accionar y pensamiento, y que pueden resentir los cimientos de una cultura.
En el evitar olvidar ese pasado hay también una necesidad por reivindicar su origen, y que exige dejar de mirar hacia otro lado a situaciones que tocan de cerca, aún hoy en día, pese a la innegable experiencia de ya haber pasado por lo mismo y saber que nada bueno surge de eso.