Traslasierra

Crítica de Jessica Johanna - El Espectador Avezado

La nueva película de Juan Pablo Sasiaín (Choele) es un drama intimista que además lo tiene como protagonista en el papel de un joven artista y errante titiritero que regresa a su pueblo de Córdoba. Ya treintañero y con una novia venezolana, llegan a lo de su padre, de quien heredó el oficio, pero ese regreso se convertirá de a poco en un viaje personal que lo conectará con quién es y qué quiere de la vida.
Martín se encuentra en una pareja estable con Julieta, quien le pregunta si no se encuentra ya aburrido y luego exclama para ella, al oír una de esas tantas historias que todo el tiempo tiene para contar, “Quién pudiera tener un amor así”, ante la historia de amor que sus padres tuvieron. Si bien se los ve bien, la pareja parece estar en un momento de transición, de decidir si ir o no más allá.
Como si fuera poco, el regreso trae también un reencuentro con Coqui, una vieja amiga desde la infancia con quien supo tener una relación. A diferencia suya, ella se asentó en el pueblo y hoy tiene una nena, sin un padre.
La película se mueve de manera tranquila, como su protagonista, entre funciones de títeres, comidas en la casa de su padre, conversaciones de alcoba con su novia y conversaciones con esta amiga que, a su vez, traen memorias de un Martín pasado. El registro al que apuesta siempre el director, guionista y protagonista es siempre naturalista. Así, algunos diálogos se tornan largos y reiterativos.
Otra cuestión técnica que no termina de funcionar es la música, aunque incidental, monótona e intentando reforzar el tono melancólico buscado. También sorprende que, salvo en pocas escenas, no se termina de aprovechar el escenario, esos vastos exteriores donde la película fue filmada.
Si bien el elenco funciona y se desenvuelve bien en este registro, es Guadalupe Docampo quien logra destacarse tanto por su interpretación como por su personaje, quien mayor vida le aporta al film.
“Traslasierra” es una película chiquita y sencilla, con buenas intenciones pero con un relato monótono que no termina de despegar. En su afán de contar una historia de crecimiento personal, el film se regodea entre largas escenas, muchas veces apoyadas más en los diálogos que en otra cosa.