Transit

Crítica de Samantha Schuster - Cinéfilo Serial

El director alemán Christian Petzold, que viene de realizar films como “Bárbara” (2012) o “Ave Fénix” (2014), vuelve a la pantalla grande para tomar un desafío aún mayor.

“Transit” comienza con el pedido de un amigo a otro de entregar unas cartas a un escritor alemán que está pronto a emigrar hacia México. Esto es porque los nazis están invadiendo Francia y no son muchos los lugares seguros de aquél país. El protagonista tomará esta misión pero será mucho más compleja de lo esperado. Se verá obligado a ir a Marsella y suplantar la identidad del autor que cometió un suicidio.

A pesar de que existen un centenar de películas contextualizadas en el nazismo y la Segunda Guerra Mundial, “Transit” nos propone un extraño pero efectivo juego: traer la persecución de 1942 hacia la modernidad. Esto lo podemos observar ya que no aparecen ciertos elementos característicos de la época, como la Gestapo, sino que simplemente está la policía común y corriente. También lo podemos notar en las locaciones que no presentan una reconstrucción antigua sino que son como se ven actualmente y en la vestimenta que es bastante atemporal.

A partir de la adaptación de la novela homónima de Anne Seghers, una escritora judeo-alemana, que publicó dicho libro durante su exilio en 1944, el director decidió abordar esta temática desde una mirada universal y atemporal, sobre todo teniendo en cuenta el momento político y social en el que se encuentra el mundo. Los judíos y/o alemanes que se encontraban en Francia para ese entonces pueden ser extrapolados a los refugiados que llegaron a los distintos puntos de Europa en estos últimos años. Y ambos grupos son tratados de la misma manera: no reciben mucha ayuda, las personas les son indiferentes, son considerados parias de la sociedad.

Uno de los puntos fuertes de la película es en la construcción de sus personajes. Al principio el protagonista puede parecernos algo tosco y egoísta, pero con el correr del relato vamos interiorizandonos aún más en su triste realidad y en sus sentimientos (que traen aparejados una puja interior intensa). Los papeles secundarios también acompañan de buena manera, terminando de definir este complejo contexto, con las miserias que deben afrontar, las ganas de sobrevivir, pero los grandes obstáculos que tienen por delante.

Por otro lado, a pocos minutos de comenzado el relato nos encontramos con una narración en voz en off omnisciente que nos cuenta los pensamientos y sentimientos de todos los personajes. Al principio puede costar acostumbrarse a ella, pero después ya forma parte del film de una manera armónica.

En cuanto a los aspectos técnicos, la cinta se destaca por su fotografía y la utilización de los colores más oscuros y fríos, como la historia que se aborda. La banda sonora sutil también ayuda a construir este contexto.

“Transit” es un film que se vale de un drama romántico, si se quiere, para hacer reflexionar acerca de estas cuestiones históricas del ayer y del hoy. Una cinta que atrapará por la forma en la que se cuenta la trama, la emotividad de sus personajes y un final abierto que dejará pensando a más de uno.