Transformers: el despertar de las bestias

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

La legendaria saga de Michael Bay y Hasbro, tiene nueva entrega. Si bien luego de Bumblebee (2019) muchos pensaron que la franquicia no iba a seguir generando ingresos, lo cierto es que Paramount analizó bastante el tema y confió en el valor de la serie, en función de los mercados fuera de USA. De hecho, «Transformers: the last knight» (2017) casi triplicó la venta en su país de origen y dejó claro que Asia es un gran mercado receptor que hace valer la pena la apuesta para continuarla.
Es así como llegamos a «Rise of the beasts», que ubica su acción en los 90′, después de la historia que trajo a Hailee Steinfield (la de Bee en solitario), ambientada en 1987. Estamos en Brooklyn y conocemos a un joven ex-soldado, Noah (Anthony Ramos, de «Hamilton» y también «In the Heights») que intenta salir adelante de su difícil situación económica y la enfermedad de su hermano menor. Sin trabajo y con mala suerte, en un robo a un depósito, dará con Mirage y así tendrá contacto con el mundo de los Autobots, quienes están muy alertas porque algo ha sucedido que podría llevarlos de vuelta a su mundo.
Unicorn, la energía oscura que destruye y absorbe planetas, está presa y para desplegarse libremente y visitar otras galaxias, necesita de una llave que funcione como portal. Ese artefacto existe y está en la Tierra, por lo cual envía un escuadrón de Terracons para obtenerlo, a cualquier precio. Mientras tanto aquí, una pasante de un museo Elena (Dominique Fishback), descubre accidentalmente una obra de arte que contiene el dispositivo buscado. Optimus Prime entonces arma su equipo y va hacia ese lugar para enfrentarse con sus mortales enemigos, quienes quieren el mismo objeto.
Inspirada en «Beast wars» (el cómic), lo original de esta entrega de «Transformers» está dado porque aparece nueva raza: los maximals. Estas figuras se asemejan a animales que poseen parte de su cuerpo en forma de máquinas. Ellos fueron exterminados de su mundo por Unicorn y están en la Tierra escondidos, preservando la llave en cuestión.
Dicho esto, Noah y Elena se unirán a los Autobots en una intensa lucha por obtener el deseado dispositivo con dos escenarios principales, la ciudad de New York y Cuzco, Perú, sin dudas el máximo acierto de la película. Los tres guionistas nuevos (Harold, Metayer y Peters) deciden llevar la acción a territorio andino, ofreciendo un marco a las batallas entre buenos y malos, más interesantes que en previas versiones.
Y si hay que anticipar que Ramos es un actor dúctil y empático, lo cual le permite ganarse el favor del público en pocos minutos, cuestión que sostiene el interés del público a medida que la acción avanza (recordar que en Transformers, la presencia humana no es relevante) ofreciendo un costado emocional que le suma a la historia. Es cierto que la trama es bastante esquemática pero siempre tiene el objetivo claro y no se distrae en pérdidas de tensión narrativa. Es interesante además, ver la línea que se abre en torno a los maximals, porque en ellos vemos mucho potencial para historias más adelante.
Hay excelentes secuencias de acción (esperables) y una gran soundtrack que aportan al espectáculo que siempre garantiza Michael Bay, aunque ya no dirija y sólo produzca los títulos de esta franquicia.
No hay que mirar «Rise of the beasts» con la esperanza de ver algo revolucionario. Sí hay alguna cuestión original en torno a la relación entre Autobots y humanos (que no voy a spoilear), por la cual creo que desde aquí hay cosas nuevas para pensar y estructurar en la saga.
Dicho esto, también hay que aceptar que hay bastante público para disfrutar de estas aventuras y está bien, la industria ofrece un producto a la altura de las expectativas: entretiene, divierte y ofrece entretenimiento familiar. No descolla, pero cumple.