Transformers 4: La era de la extinción

Crítica de Santiago García - Tiempo Argentino

Mucho ruido y aburrimiento

Transformers 4: La era de la extinción continúa la saga de Transformers iniciada en el 2007, siempre bajo la dirección de Michael Bay.
Cuatro films, cuatro super producciones gigantescas, cuatro éxitos de taquilla que sin dudar llevarán a un quinto film. Todo eso y más, pero sin embargo, y aun con los cambios que hay entre los films, el resultado sigue siendo de una pobreza asombrosa. Mucho ruido, pero mucho, muchos efectos especiales que logran cosas increíbles, excepto que surja una idea coherente o una emoción humana.
De todos los films en saga malos que se hayan hecho jamás, los de Transformers son los más pesados. No solo que los films superan las dos horas siempre (éste que aquí comentamos dura 165 terribles minutos) sino que además jamás tienen rumbo. No son lo peor que se haya hecho en la pantalla, pero sí son lo más anodino que se haya visto en el cine industrial de alto presupuesto.
Los eventos que narra esta cuarta parte remiten a la prehistoria, con los dinosaurios extinguidos de una forma muy diferente a como las teorías hasta ahora indicaban. Sí, estuvieron por ahí los Transformers. Y las acciones principales del film son cuatro años después de los eventos de Chicago con los que cerraba la tercera parte.
El elenco ha cambiado, pero las malas costumbres del director, Michael Bay nos vuelve a refregar su mal gusto ostentoso, caro y vulgar, con imágenes feas, confusas, con una concepción del cine que elude cualquier concepto narrativo claro o cariño por la construcción dramática. Y no es que se le pide a Bay que haga un cine no comercial, no. Pero detrás del ruido infernal de sus films, hay una idea agresivamente provocadora acerca de la falta de importancia que tiene para él hacer buen cine.
La pena mayor es que el despliegue de producción es tan grande que para muchos espectadores esto en sí mismo es el canto de sirena que los atrae a las salas.
Luego de más de dos horas de escenas feas, de confusiones varias y de un ruido insoportable, es imposible que alguien se lleve del cine una idea clara de lo que acaba de ver. Una lástima, porque el potencial está, porque el presupuesto lo tienen y porque van a seguir haciendo esta clase de films. Tal vez la quinta sea la vencida y empiece una nueva esperanza. Nunca se sabe, pero por ahora ya van cuatro películas y ni una sola es realmente buena.