Toublanc

Crítica de Jessica Johanna - Visión del cine

La nueva película de Iván Fund, Toublanc, es un homenaje a la obra de Juan José Saer.
Dirigida por Iván Fund, y escrita por el mismo director junto a Eduardo Crespo y Santiago Loza, hay varias historias en Toublanc y, principalmente, tres personajes: un hombre, una mujer y un caballo.

El hombre vive en Francia y es detective. Tiene un hijo con el que comparte momentos y costumbres como el fútbol y al que un día le ofrecen trabajar en una investigación que lo llevará de regreso al pueblo donde nació y se crió.

La mujer vive en Santa Fe, con su perra, y es profesora de francés. Su corazón fue roto recientemente y, mientras tanto, divide su tiempo entre su trabajo, su casa y, ocasionalmente, el cine a donde va sola. Allí también hubo un asesinato y ella es interrogada al respecto, sobre todo porque el caballo que se le aparece en la puerta parece haber tenido relación con ese homicidio.

Más allá de estas historias, en la película de Iván Fund prevalece más el poder descriptivo y las imágenes antes que la narración en sí. De hecho, pasa casi media película hasta que vemos al protagonista interrogando a una persona del pueblo sobre lo que pasó (el homicidio de un obrero).

Entre las escenas que comparte el protagonista con su hijo o las que transcurre frente a su máquina de escribir, pasando por aquellas en que la mujer da clases o vive su tiempo a solas hasta que algo sucede con uno de sus alumnos, entre esos pequeños momentos es que se va desarrollando este film y va mostrando a dos personajes alejados pero que comparten cierto paralelismo.

Más allá de la sinopsis la película no es un policial ni se acerca a serlo. Al contrario, esa línea queda en un segundo plano y el film termina siendo un retrato poético sobre un hombre y una mujer, con el espíritu literario de Juan José Saer dando vueltas por ahí (el libro Cicatrices es el que aparece explícitamente). A la larga, los protagonistas de Toublanc son personajes solitarios.