Torrente 5: Operación Eurovegas

Crítica de Matías Orta - A Sala Llena

A comienzos de los ’90, Santiago Segura ya tenía una carrera en los medios españoles, sobre todo a partir de sus participaciones en Acción Mutante y El Día de la Bestia, ambas de Álex de la Iglesia. Pero no se consagró hasta que pudo concretar su ópera prima como director, guionista y actor: Torrente, el Brazo Tonto de la Ley. Una obra maestra de la incorrección política y de las parodias a arquetipos como Harry, el Sucio, pero con la idiosincrasia más extrema de la Península Ibérica. Pero Segura logra hacer querible a un oficial capaz de los excesos más estrafalarios; un antihéroe que reúne lo peor del ser humano, pero siempre en clave de ese estilo de comedia que supo patentar Luis García Berlanga.

En la quinta parte de la saga (que no lleva el número 5), Torrente sale de la cárcel en una suerte de España distópica: es 2018 y, entre otras cosas, existe una versión en el viejo mundo de la “ciudad del vicio” norteamericana: Eurovegas. Y es justamente el hotel-casino más importante el que le interesa, ya que planea atracarlo gracias al contacto con John Marshall (Alec Baldwin), quien supervisó la seguridad del edificio durante su construcción. Para ejecutar el ambicioso robo, Torrente debe formar un equipo de especialistas, dispuestos a robar todo el dinero de la caja fuerte durante la final del Mundial, que jugarán Argentina vs. Cataluña (otro cambio en ese futuro: esta comunidad española ya se independizó del resto del país). Pero los “especialistas” reunidos comprenden otros personajes feos, estrafalarios y carentes de habilidad, sobre todo a la hora de cometer un crimen. Pero Torrente se las arreglará para explotar el talento de sus dirigidos.

Así como las cuatro películas anteriores tomaban su estructura de otros films, para reinterpretarlos en clave de parodia, aquí la fuente principal es Ocean’s Eleven, en sus versiones protagonizada por el Rat Pack que lideraba Frank Sinatra (Once a la Medianoche) y la más reciente, con George Clooney a la cabeza (La Gran Estafa). Claro que aquí los ladrones no derrochan carisma y belleza sino que apenas se mueven de su condición de perdedores e inadaptados sociales. Y es aquí donde surge gran parte del humor, que incluye algunos de los gags más desopilantes de la franquicia.

Además de Torrente, la nueva figura llamativa es la de Alec Baldwin, quien habla bastante en español y le da un encanto especial a su personaje, confirmando lo bien que le sienta la comedia. También se destaca el cada vez más ascendente Carlos Areces como uno de los extravagantes reclutas. Y, por supuesto, hay cameos de figuras como Joaquín Sabina.

En Torrente: Operación Eurovegas, Santiago Segura goza interpretando a su criatura más exitosa, y se refleja en otra película divertida, escatológica, con ritmo e imaginación. El director promete que es su última película torrontezca, pero quién sabe si nos vuelve a sorprender en unos años. ¿Qué otras posibles aventuras imaginan para este ídolo del desquicio?