Tomorrowland

Crítica de Santiago García - Tiempo Argentino

Una invitación a sentirse maravillado

Con una historia destinada los espectadores de la ciencia ficción más clásica, el director Bird se luce con lo que más saber hacer: contar. Lejos de una mirada oscura del futuro, el film plantea una mirada genuina y optimista

Es prácticamente imposible hablar de Tomorrowland sin arruinar alguna de las sorpresas que el film tiene. Se trata de una película de ciencia ficción que obviamente muestra un mundo llamado Tomorrowland. El lugar o el tiempo donde queda ese mundo es mejor no anticiparlo, aunque sin duda juega con la fantasía y los sueños de otra época, la del esplendor de la ciencia ficción y los sueños espaciales de una generación.
Con mucho humor se presentan los protagonistas, dispuestos a contarnos la historia que han vivido. Y contar historias es lo más sabe haber el director de este film, Brad Bird, que tiene inmejorables antecedentes como El gigante de hierro, Ratatouille, Los increíbles, Misión: Imposible, Protocolo Fantasma. Títulos que han marcado una filmografía sólida y taquillera, siempre un paso más allá de la media de la industria.
La historia está destinada a los espectadores de la ciencia ficción más clásica, previa incluso a los autores del siglo XX, cuando la mirada oscura del futuro no dominaba todo el panorama y todavía los lectores se maravillaban con ese futuro sorprendente y moderno.
Tomorrowland aporta una mirada distópica pero es claramente una película llena de esperanza, en dirección contraria al posible cinismo que ha adquirido el género en su búsqueda de prestigio. Y cumple además como entretenimiento, porque su ritmo es vertiginoso y cada escena nos tiene en vilo hasta al final. El oficio del director y el trabajo de montaje hacen que no haya escenas largas o transiciones fuera de timing, todo el tiempo pasa algo, todo el tiempo el relato avanza.
El trío protagónico tiene un carisma indiscutible. Claro, George Clooney y Britt Robertson ya han probado su talento y la pequeña Raffey Cassidy, que interpreta Athena, es directamente un show de sentido del humor y sorpresas continuas. No faltará quien le critique al film su optimismo, pero resulta algo raro que el optimismo sea un defecto en sí mismo y el pesimismo una virtud.
Tomorrowland no muestra un presente perfecto, sino más bien la esperanza en intentar construir un futuro mejor. Y en su discurso es coherente y creíble, a la vez que entrega una película sorprendente, hecha con la admiración genuina por la maravilla del género de ciencia ficción, desde Julio Verne hasta La guerra de las galaxias. Una invitación genuina para quienes tiene capacidad de sorprenderse y maravillarse con el cine.