Tom y Jerry

Crítica de Denise Pieniazek - Metacultura

Nuevo contexto, nuevos Tom y Jerry

Tom y Jerry (Tom and Jerry, 2021) es un largometraje basado en los personajes creados en los años 40 por los legendarios William Hanna y Joseph Barbera y producidos por el estudio Metro Goldwyn Meyer (MGM), protagonistas de cortos animados que formaron parte del período clásico de Hollywood. En esta oportunidad la nueva versión propone una mezcla visual de animación clásica e intérpretes y escenarios reales.

Dicho recurso estético no es novedoso y ya ha sido utilizado en películas como Anchors Aweigh (1945), Mary Poppins (1964), Bedknobs and Broomsticks (1971), Pete´s Dragon (1977), Who Framed Roger Rabbit (1988), la cual sin dudas es la mejor lograda en este aspecto y resiste bien el paso del tiempo, Cool World (1992), Space Jam (1996), que pronto tendrá su secuela intitulada Space Jam: A New Legacy y protagonizada por LeBron James, y por último las fallidas Scooby-Doo (2002/ 2004), Garfield (2004/ 2006) y Los Pitufos (2011). Evidentemente hay desde los 90 un retorno de los clásicos animados. En el caso de Tom y Jerry, si bien cuentan con varios largometrajes, es la primera vez que se mezcla la animación con el live action.

Los personajes de Tom y Jerry, y sus respectivas y numerosas producciones a lo largo de tantos años, han ido variando en diversas cuestiones temáticas y de acuerdo con los ideales del contexto. La violencia inicial extrema de las producciones que oscilaron entre 1940 y 1958 se ha ido atenuando a lo largo de los años, incluso debemos recordar el maltrato animal por parte de la “dueña” de Tom, quien además era una mujer negra de gran contextura física, por ende, sumado al posible mensaje violento de las caricaturas, podría hablarse incluso de racismo. En 1960 la producción animada de estos emblemáticos personajes del reino animal ha caído en manos de Rembrandt Films, en donde fue fundamental el aporte del director Gene Deitch, quien lamentablemente falleció a los 95 años el pasado 16 de abril del 2020. Luego Tom y Jerry pasaron por numerosos estudios regresando a Hanna-Barbera de 1975 a 1993, con algunas interrupciones, y sus cortos han ganado siete premios Oscars.

Retomando el estreno de Tom y Jerry, si bien en líneas generales no es una película inteligente y la mayor parte de las actuaciones de su elenco son estereotipadas y exageradas, hay que reconocerle algunos aciertos y distinguir que el tráiler no la promociona de forma correcta. A pesar de no ser una película brillante, su avance publicitario es peor y en él parece que el recurso de lo animado con lo real no tiene contundencia. Respecto a los aciertos de la película que recién se mencionaban, tienen que ver con el cambio en el mensaje que ya era notable en el largometraje animado y musical Tom y Jerry (1992), el cual se encuentra disponible en Netflix. En la tierna producción de 1992, cuya historia tenía elementos de Cenicienta, los personajes de Tom y Jerry se unían para ayudar a una niña en problemas. Es en una de las pocas ocasiones donde el gato y el ratón hablan, es decir, en aquel film son más humanos y pacíficos que en el pasado. En relación a Tom y Jerry (2021), este mensaje de trabajo en equipo a pesar de la rivalidad entre ambos personajes se mantiene, pero hay una vuelta al origen en cuanto a una escena de violencia (pero es una sola y bastante tenue en comparación con las de antaño), y asimismo en esta ocasión Tom y Jerry no hablan, sólo emiten sonidos.

En Tom y Jerry el híbrido entre la animación y lo real es justificado narrativamente sólo con el hecho de que todos los integrantes del reino animal son caricaturas y los humanos no. Este es el consenso que propone la película, por momentos parece funcionar mejor que en otros, pero resulta verosímil. En adición, es destacable que en cuanto al estilo de animación hayan mantenido y respetado la estética del original de Hanna-Barbera, permitiendo acercar este clásico a nuevas generaciones. Negativamente hay al menos dos ocasiones en las que la lógica del film se desvanece, una alevosa es al colocar a Jerry en una celda cuyos espacios podría atravesar perfectamente por su pequeñez, y la otra los “diálogos” estrechos que Jerry mantiene con la protagonista humana (Chloë Grace Moretz), en donde ella podría atraparlo y sería el fin del conflicto inicial. Finalmente, en cuanto a este retorno de algunos elementos de la animación germinal de Tom y Jerry, el uso preponderante de la música también está aquí presente, en esta ocasión a través de un hip hop constante.

Para concluir, en esta película, que es para ver en familia, habrá que reflexionar en materia de la polémica en torno a si su mensaje es o no violento por algunas escenas particulares. Se considera que el límite más endeble está en dos secuencias en las que el “maltrato” es desde los humanos hacia los animales, aunque honestamente me parece que aquí el mensaje que se quiere transmitir es otro, y así como en el relato los humanos “educan” a Tom y Jerry, la corrección política actual quiere modificar el mensaje de violencia hacia uno más pacífico, lo cual es positivo si pensamos en las repercusiones que han tenido los entrañables Tom y Jerry en otras adaptaciones.