Tokio

Crítica de Jorge Marchisio - Alta Peli

La soledad en la vísperas del cumpleaños, será la excusa para que dos almas solitarias crucen su camino en una noche mágica.

Noches de soledad

Una señora mayor se siente sola en las horas previas a su cumpleaños, por lo que asiste a un club de jazz con la esperanza de encontrase a un amigo que jamás llegará. Pero si encontrará al pianista de la banda. Misterioso, seductor; y pronto empezará una noche de coqueteos entre ambos.

Por las noches la soledad desespera

Sinceramente no sabía demasiado sobre esta película, más que un poster genérico en las salas de cine que vaticinaba una historia de gente grande que se enamora (y Guillermina Valdez). Quizás el hecho de no saber nada previamente, me hizo entrar de lleno en la historia de esta mujer sola y frustrada en la vida, con muchas heridas aun sin cerrar y una clara desconfianza a arriesgarse con algo nuevo.

Por este personaje, es que funciona tanto el interpretado por Luis Brandoni, quien a leguas sabemos que es un mentiroso empedernido, un antiguo seductor ya retirado de las pistas, pero que queda maravillado por la nostalgia que desprende Nina (Graciela Borges). En cualquier trama de amor, un personaje como Goodman (Brandoni) sería poco creíble y hasta ridículo, pero por el tono poco realista que tiene la película, uno compra.

Ayuda bastante la decisión del director Maxi Gutierrez de que durante gran parte del film suene música (quizás demasiado alta, compitiendo con la trama) así como también la fotografía que utiliza, jugando con el fuera de foco varias veces, o la iluminación que simula durante buena parte, ser solo de velas (esto se justifica a través de la historia). De todas formas si la historia es amena, es gracias a la química que hay entre los dos actores principales, que muchas veces más por su muñeca que por merito del guión, hacen creíbles bastantes diálogos que en boca de otros intérpretes quedarían como un momento ¿WTF? ¿¡Pero quién dice eso!?.

Conclusión

Tokio es una peli chiquita, que claramente apunta a un público en particular. En especial a aquellas personas que tienen ganas de volver a creer en el amor, ya sea conociendo a alguien nuevo, o reencontrándose como pareja. Lejos de lo que llego a ser Elsa y Fred (que además era para gente ya mucho más grande), Tokio es amena, simple, sencilla y no demasiado pretenciosa. Algo que en el cine argentino no suele verse últimamente.