Todos lo saben

Crítica de Santiago García - Leer Cine

En un cine que ha dado varios genios en las últimas décadas como es el cine iraní, Asghar Farhadi tuvo el dudoso privilegio de ganar dos premios Oscars a la mejor película extranjera en Hollywood. No es que eso hable de su cine, pero un país que encierra cineastas lo elige a él para representar a su nación en el mundo. Su cine, claro está, es mucho más estándar que el de Abbas Kiarostami, Jafar Panahi o Samira Makhmalbaf. Algunos de sus films son más interesantes que otros pero en la suma se trata siempre de una mirada dramática sobre conflictos cotidianos donde el director buscar plantear un conflicto personal conectado con un conflicto social. No tiene un estilo marcado y sus films incluyen largas conversaciones explicando lo que cada personaje piensa y siente. Aun sin ser teatral, Farhadi tiene un concepto bastante acartonado de lo que debe ser un film serio. La fórmula sigue teniendo éxito y de esa manera él sigue adelante con sus ahora internacionales producciones cinematográficas.

Todos los saben transcurre en España. Laura (Penélope Cruz) regresa con su familia desde Buenos Aires a su pueblo natal, en un viñedo español, para asistir a la boda de su hermana. Ella viaja con sus hijos mientras que su marido Alejandro (Ricardo Darín) se ha quedado en Argentina. Desde el comienzo se descubre que hay muchas cuentas pendientes, no solo entre ella y su familia, sino entre los habitantes del pueblo. También está un ex novio de años atrás, Paco (Javier Bardem) quien ahora es uno de los dueños de los viñedos del lugar.

Irene, la hija mayor de Laura y Alejandro desaparece en misteriosas circunstancias durante la boda, en medio de una tormenta y un apagón. Esto hará explotar todas las tensiones previas y aumentará el conflicto entre todos mientras se intenta descubrir que es lo que ha pasado y quien es el responsable. Alejandro viajará también desde Buenos Aires para saber cuál ha sido el destino de su hija. El drama y el policial irán de la mano de ahí en más.

(A partir de este momento se contarán elementos de la trama, quien no deseé saber más, puede dejar de leer aquí).

Aunque Laura y Alejandro no tienen un buen pasar económico e intentan corregir problemas del pasado mientras buscan salir adelante, lo primero que se sabrá sobre el destino de su hija es que ha sido secuestrada y se les pide una elevada suma de dinero para rescatarla, nada menos que 300.000 euros. La desesperación se apodera de ellos mientras intentan saber qué hacer. Lo más probable es que el secuestro haya sido por alguien que los conoce a todos. Ni los propios padres de Irene están exentos de sospecha. Tampoco se sabe si no es una venganza contra Paco, quien es discutido por todos debido a la forma en la que llegó a obtener los viñedos para él.

La promesa de sofisticación que la película tenía con su comienzo en el campanario se va disipando poco a poco, aun cuando el campanario funcione como el primer llamado a que todos escuchen la verdad. La trama policial es muy pobre, torpe, y la empatía con los personajes secundarios es nula. Los actores se imponen a fuerza de talento a las vueltas ridículas y recursos forzados de guión. El drama tiene más libertad que el policial para las arbitrariedades de guión y la película se debilita mucho en ese aspecto.

También se toma demasiado tiempo, tal vez más del necesario debido a la trama policial, para los conflictos dramáticos y las vueltas de tuerca. La fachada de felicidad de la boda esconde tensiones y resentimientos familiares aun no superados. La miseria humana se despliega mientras se asoma una forma de sacrificio y nobleza detrás de todo ese mundo. Pero no alcanza ni tampoco es creíble la manera en la que ese sacrificio se expresa. No es error del director, sin duda su deseo es hacer poco cinematográfico este aspecto y no darle un dramatismo al estilo del cine clásico.

La comprobación de que la trama policial no le interesa está en que la cierra fuera de la historia, abriendo una puerta en el último instante, cuando ya todo se ha resuelto para la familia de Laura. ¿Qué pasará con los secuestradores y como seguirá la historia? El director y guionista elige no contarlo. Tal vez como un recurso genuino, tal vez porque no sabe muy bien como cerrarlo sin convertirse en un cineasta que debe decir finalmente algo. No hay un pulso dramático intenso ni hay tampoco mucho misterio. Ricardo Darín, Penélope Cruz y Javier Bardem sostienen el centro de la trama más de lo que el propio director y su guión.