Todo en todas partes al mismo tiempo

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

Dirigida por ‘los Daniels’ (Kwan y Scheinert, dúo de cineastas independientes autores de esa joya llamada “Swiss Army Men”) y protagonizada por la eterna Michelle Yeoh, nos llega esta superproducción producida por A24. El estilo de la dupla cristaliza algo complejo, como encauzar una impronta poética a imágenes que van de lo absurdo a lo melodramático, forzando la narrativa hasta un punto en donde el terreno argumental es difícil sostenerse dentro del verosímil planteado. Semejante conversión de elementos, a priori, imposibles de congeniar, da vida a “TALVYETP”, una estimulante declaración de intenciones acerca de la identidad, los lazos familiares y la búsqueda de superación. Recurre a homenajes cinéfilos de lo más delirantes, amalgama de contradicciones y sabe que acabarán de funcionar por acumulación. Es una forma de entender el cine que nos enfrenta a cierto paradigma pocas veces antes visto. Entrecruza estéticas, atmósferas y líneas temporales, partiendo de influencias que van desde “Volver al Futuro” (1985, Robert Zemeckis) y “Matrix” (1999, Hermanas Wachovski), como pretexto filosófico para enfocar la estructura conceptual expansiva acerca del ‘que pudo haber sido’. Confuso y avasallante, el film ancla sus coordenadas en una realidad alterna que retuerce lo previamente conocido. Para ello establece reglas y camina una línea muy delgada, que se debate entre lo pensativo y lo emocional, entre lo caótico y lo enfocado. Dialoga acerca de tragedias universales y se muestra especialmente efectiva en su hábitat. Drama, acción y comedia se mixturan, en manos del tándem creativo, dispuesto a virar de lo más ridículo a desagradable, de un momento a otro. Metonímica, imaginativa, sensible y barroca, múltiples capas de dimensiones van cambiando de forma ante nuestros ojos, en la línea de la incomprendida “Cloud Atlas” (2011). Quizas su aspecto más relevante, “TALVYENTP” porta un mensaje humanista que no teme bordear la desvergüenza a la hora de validar su mirada sobre la condición humana. Ambición que no carece de ligereza y espíritu lúdico, a través de un extenso metraje que alcanza las dos horas y media de duración. Rodada a estrambótica velocidad y recurriendo a notables herramientas visuales, este alocado sketch en medio de un mundo de ciencia ficción desbocado nos propone un surrealista y meteórico viaje en tiempos del multiverso. No faltará un despliegue corográfico digno del mejor cine de de artes marciales. Tampoco la participación especial de una deliciosa Jamie Lee Curtis.