Todo el año es navidad

Crítica de Mex Faliero - Fancinema

CONSTRUCCIÓN DE UNA FICCIÓN

Progresivamente, el humor ha ido tomando por completo la obra de Néstor Frenkel. Lo realmente destacable, en su caso, es que el género donde brilla es el documental y precisamente documentales con una mirada humorística no son lo que sobra en el cine nacional. Claro que Frenkel camina por una cornisa muy delgada, en la que a veces ofrece una mirada cómplice con el objeto analizado (Amateur) y en otras se posa con tono burlón sobre universos decididamente ridículos (Los ganadores). Que en Todo el año es Navidad, su nueva película, se detenga en un grupo de laburantes que se disfrazan de Papá Noel y trabajan en tiendas y shoppings para las Fiestas, es una invitación a reírnos con ganas de lo kitsch.

Y si bien algo de eso hay, a partir de un desfile de personajes increíbles, esta vez el director deja de lado la burla un poco cuestionable de Los ganadores para proteger a sus criaturas. Que al fin de cuentas se trata de laburantes que encontraron una salida laboral inusitada y que hasta son conscientes del rol que cumplen y que, por cierto, terminan disfrutando. Si el universo navideño puede ser habitado con una distancia cínica, y hasta sería fácil hacerlo, Frenkel tiene la habilidad para poner el foco en lo que importa y encontrar la verdadera tesis de su proyecto. Porque el carácter de farsa, de simulación y de puesta en escena que conlleva esta festividad, de pacto implícito entre el creador y el consumidor, no es algo que esté demasiado lejos de la experiencia cinematográfica. Desde su título, incluso desde un fragmento que aparece por allí, la película se refleja en el mismo cine al recordar un film de 1960 de Román Viñoly Barreto.

Más allá de las entrevistas, de los personajes increíbles que aparecen ante cámara, de lo que muchas veces queda en un fuera de campo sugerente, Todo el año es Navidad se termina definiendo en su hermoso epílogo: porque Frenkel y su cámara no pueden más que admirar con fascinación el poder subyugante de la Navidad, empezando por una serie de objetos del más prosaico merchandising festivo y concluyendo en un espíritu de bondad y amabilidad que todo lo envuelve. Entonces, Frenkel se rinde ante el poder de encanto de la ficción sugerida aquí a través de un señor vestido de rojo y blanco que deja regalos por todo el mundo, durante una noche, en tiempo récord. Una película sobre la construcción de la mentira y cómo convertirla en realidad.