Tilva Ros

Crítica de Ezequiel Obregon - EscribiendoCine

Los jóvenes de hoy

Tilva Ros (2010), del realizador serbio Nikola Lezaic, se centra en la apática vida de un grupo de skaters practicantes de la autoflagelación al mejor estilo Jackass, pero desde una mirada contemplativa.

En una zona balcánica en donde alguna vez la actividad minera impulsó un crecimiento económico ahora detenido, un grupo de adolescentes skaters pasa el tiempo desentendiéndose de los reclamos del mundo adulto. No sólo usando el espacio para recorrerlos sobre ruedas, sino emulando al grupo de Jackass, filmándose en maniobras de mediano y alto riesgo. Actividad que da cuenta de la camaradería e ímpetu irreverente de la masculinidad adolescente, aunque en determinado momento las flagelaciones se vuelvan más serias y por lo tanto mucho más atendibles.

Tilva Ros tiene como protagonista a uno de esos jóvenes, en disputa con su mejor amigo (quien le prestará más atención a una amiga recién llegada) y en disonancia con el mundo adulto en general. El mayor problema del film es que esas rutinas se tornan repetitivas, y por momentos el caos del mundo representado repercute sobre la puesta. Lo que queda suspendido en algunos momentos muy bien logrados, como el plano secuencia en el supermercado, en donde parte de esa efervescencia juvenil traspasa la pantalla.

Con sus logros y desaciertos, Tilva Ros es una propuesta a tener en cuenta ya sea por ser parte de una cinematografía a la que rara vez se tiene acceso -y que siempre es bienvenida- o por poner al espectador en dialogo con la complejidad de un universo distante por el que nunca está de más darse una vuelta.