Terremoto: La falla de San Andrés

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Cuando Hollywood busca impactar con un género como el de catástrofes, al que siempre vuelve cuando anda rezagado de ideas y de taquilla, sabe que debe sumar recursos que superen a predecesores que sentaron las bases narrativas de este tipo de filmes, como una posible salida. En el caso de “Terremoto: La Falla de San Andrés” (USA, 2015) de Brad Peyton, el 3D llega para aumentar la tensión de una película con muchos estereotipos y lugares comunes, pero que supera algunos baches gracias a una puesta contundente y específica y unos efectos especiales que impactan y estremecen.
En la historia de un rescatista (Dwayne Johnson), muy exitoso, pero con una situación familiar y sentimental complicada, que intentará proteger a los suyos y a quien sea ante la inesperada actividad sísmica de la falla de San Andrés, hay una búsqueda de acercarse no sólo al género de catástrofe, sino que también se busca llegar a películas como “Riesgo Total” en la que una persona por sí sola podrá asistir a los demás ante eventualidades. Pero como también sucedía en esa cinta protagonizada por Silvester Stallone, con una fuerte impronta personalista, acá a Johnson le pasó algo en el pasado por lo que intentará, primero no hablar mucho de ello y segundo, tratar que ante la eminente repetición del suceso trate a toda costa de evitarlo.
El filme arranca bien arriba, con una torpe adolescente a punto de ser arrollada y embestida en su auto por las miles de distracciones que ella misma se genera en el automóvil que maneja, pero que finalmente es la naturaleza, a partir de un desprendimiento rocoso en la ruta, la que termina haciéndola caer al vacío. Allí entrará en acción Ray (The Rock) dirigiendo a una elite de rescatistas que buscará poder sacar a la joven del auto sin siquiera correr riesgo alguno. Pero claramente esto es sólo el mecanismo para presentar el accionar del personaje que ante los obstáculos que le irán poniendo presentará batalla Claro está que al ser “La Roca” todo lo que le pase será superado y potenciado y si uno puede entender esa veta de “superhombre” con sentimientos que le endilgan, podrá disfrutar de un espectáculo que merece ser visto en el cine.
“Terremoto: La Falla de San Andrés” es la película de un eterna fuga, una carrera contra reloj en la que la naturaleza se lleva las de ganar, pero en la que sus protagonistas buscarán lograr llegar con vida a poder terminar de concretar sus sueños. Y cuáles son esos sueños, pues nada más ni nada menos que poder estar con la persona que eligieron pasar el resto de su vida, con aquellos que los acompañaron en el camino para llegar a ser quiénes son y con los que desean pronto poder volver a su hogar, aunque este no exista más.
Los malos son los que peor se las llevan en la película, a la nueva pareja de la ex de Ray (Carla Gugino) por haber abandonado en medio del caos a la hija de éstos lo aplasta un contenedor transatlántico, mejor se los trata a los que pudieron prevenir a través de la ciencia los sismos (Paul Giamatti), porque en el nuevo orden que se organizará tras el terremoto no hay lugar para los desalmados, oportunistas y todos aquellos que creen que en el desastre está la oportunidad de crecer y avanzar sin mirar con quien se lo hace.
¿Es “Terremoto: La Falla de San Andrés” la mejor película del género catástrofe? No, pero sí es la que trabaja mejor la dicotomía entre actuar rápidamente o dejarse influenciar por los sentimientos y esperar para tomar decisiones y plasmarlo en una cinta que es puro entretenimiento.