Ted 2

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Nadie tuvo dudas que cuando el box office global de la primera "Ted" alcanzó los 550 millones de dólares (y costó apenas un diez por ciento de esa cifra) la secuela era un hecho consumado.
Nacido de la ingeniería de un comediante muy popular en USA (que aquí, por temas de idiosincracia, no prende), Seth MacFarlane, creador de "Family Guy", vuelve a atacar con los mismos guionistas y una idea que, claramente, no sorprende para nada.
A ver, Ted ofrece una dualidad que potencialmente atrae: un osito adorable y querible capaz de comportarse como un adicto y parrandero de primera. Es indudable que MacFarlane generó un producto con gran potencial, pero que curiosamente no logra sostener (otra vez) desde la trama. Las dos Ted son una sucesión de gags sin unidad, destinadas a lograr impacto, y nada más.
Eso sí, es justo decir que esta entrega, de a ratos divierte. No vamos a decir que su humor corrosivo no funciona. Su incorrección política extrema, cada tanto, logra alguna situación donde el director encuentra una sucesión de bromas cortas muy efectivas . En esos momentos, la naturalidad y velocidad de los gags que craneó MacFarlane generan movimiento en la platea, pero esto, no dura demasiado.
La cinta tiene problemas de guión importantes, e intenta disfrazarlos con mucha liviandad sin importar mucho la historia que presenta. Ese es lado flaco de "Ted 2". Esta es una película que genera chispa, parece que va a encender en cualquier momento, pero nunca logra sostener la llama por mucho tiempo. ¿Por qué? Simple: que el personaje sea pintoresco no significa que su historia atraiga y convoque.
Ted vuelve al ruedo, con su amigote de siempre, John (Mark Wahlberg). Todo comienza en su boda con Tami-Lynn (Jessica Barth), donde se puede anticipar que los amigos no tendrán tiempos tranquilos por delante. Ted y Tami, a poco tiempo de casarse, comienzan a tener problemas maritales. Y deciden, que la solución es buscar un heredero. Claro, ya lo adivinan, cómo hará el osito para embarazar a su mujer? Fácil, buscando un donante de esperma.
Luego de un pasaje donde no todo sale como debería, la pareja despareja intentará un proceso de adopción, en la cual su aplicación le dará bastantes problemas: la ley (el Estado americano) no reconocerá a Ted como "persona" (por no ser humano) y todo el universo que ellos han creado, dejará de existir, a no ser que se enfrente el tema por la vía legal.
Allí es donde conocerán a Samantha (Amanda Seyfried, lo mejor de la película, lejos), una novel abogada que pro-bono (es decir, gratis) se ocupará de llevar el caso al estrado local.
Bueno, hay un villano, muchos cameos, alguna situación simpática, pero lo cierto es que nada hace despegar la aguja del amperímetro. MacFarlane no es un buen guionista (sino recuerden "A million ways to die in the west") y si bien el absurdo es un punto de partida válido (toda esta cuestión de lo que el oso puede hacer y lo que no, sumado a lo transgresor que es), la historia no reviste interés y lo que podría ser rico en el análisis, (esta cuestión de la lucha por los derechos civiles), se vuelve panfletario y chato, hasta el absurdo final que cierra este capítulo.
Pero, si buscan una comedia súper liviana, con mucho humor físico y sexual, probablemente "Ted 2" tenga algo para ofrecerles. En lo personal, esperaba mucho más, conociendo el talento de MacFarlane, pero está visto que hasta ahora, la pantalla grande no le sienta bien.