Taxi

Crítica de Rolando Gallego - Lúdico y memorioso

Por las calles

¿Cómo poder seguir escapando a la censura, al control, a la necesidad de expresarse a pesar de no poder contar con todos los elementos tradicionales para narrar cinematográficamente?

En este viaje que Jafar Panahi nos propone por las calles de Teherán en "Taxi, Teherán", una nueva lección de cine y de la pasión por dirigir que se esconde en la simple tarea de dirigir los destinos de ciertos pasajeros que indican dubitativamente algún punto de llegada.

Habilmente Panahi captura algunos paradigmas de la idiosincrasia de su país en los diálogos casuales con las personas que suben a su taxi mientras recorre, a veces errabundando, las calles.

Nunca sabremos si estos estan previamente pautados, pero no nos importa, porque en la naturalidad de la proxemica de los cuerpos, de las palabras, con el correr del viaje todo se libera.

Porque además con su cámara habilmente reposada en los protagonistas, Panahí sae transforma en un confesor.

Los escucha, en silencio, y pese a que algunas intervenciones son más afortunadas que otras, y que es reconocido por algunos imprevistamente, hay momentos de una lucidez sobre la tarea de dirigir que asombran, como cuando un "comprador" le pide recomendaciones de cine arte y él acepta el desafío, a pesar que la contradicción de las copias piratas y su proyecto de "Taxi..." bien podrían chocar ontológicamente.

"Taxi, Teherán" es una experiencia única, en la que la subjetividad del realizador potencia algunos conflictos relacionados a la cultura de su país, una patria que lo expele pero a la que siempre desea volver. Brillante

PUNTAJE: 8/10