Taxi

Crítica de Gustavo Castagna - Tiempo Argentino

Un país que se mira desde el automóvil

La prisión domiciliaria impuesta hace cuatro años por la teocracia iraní al director Jafer Panahi (El círculo; Offside; El espejo) parece haber quedado atrás, ya que el prestigioso cineasta –asiduo "no concurrente" a festivales- ahora construye una historia documental y de falso documental manejando un taxi por las calles de Teherán. Autos y más autos se observan en el gran cine iraní de Abbas Kiarostami (El sabor de la cereza; Ten; La vida continúa) y ahora su colega parece haber tomado el volante para describir los tabúes, prohibiciones y censuras de su propia sociedad. Pero Panahi apunta más alto en sus ambiciones temáticas y formales, aun cuando los resultados no terminan siendo (casi) perfectos como en la asfixiante This is a Not Film, aquel registro en imágenes desde su cárcel a domicilio. Los pasajeros son bien heterogéneos entre sí: algunos descubren la presencia de la cámara, un hombre agoniza debido a un accidente en el regazo de su pareja, a dos mujeres se las ve obsesionadas por unos peces en su pecera y la inquieta –acaso demasiado- sobrina del realizador filma a través de su celular. En esas escenas, cuando la púber se entromete en el taxi, el punto de vista de la película se expande y reparte entre el tío y la sobrina para que la trama se inmiscuya en la disección de una sociedad desde su lado más oscuro y poco permisivo. Los filosos dardos de Panahi se lanzan sin contemplaciones al régimen iraní en contraste con el lugar que él ocupa dentro de un sistema que prohíbe las críticas. Allí, en esos momentos en los que tío y sobrina articulan un discurso alegórico sobre un contexto, Taxi deja de lado la ligereza del inicio (y del verismo que caracteriza a los primeros pasajeros) para exhibir su opinión política sobre un entorno opresor. Allí, también, la película deja de sorprender para convertirse en una mirada –otra más- que reflexiona a viva voz sobre un régimen. El plano final, concluyente y alegórico, autorizaría a plantearse en qué condiciones Jafar Panahi filmaría su siguiente opus en donde se vislumbre la (in)discutible "puesta en escena" del director en relación a su lugar natal.