Tangerine

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Las calles de Santa Mónica se convierten en el escenario ideal para que el realizador Sean Baker nos traiga “Tangerine” (USA, 2015) una película que bucea en los vínculos humanos para reflejar la soledad de seres perdidos en la sordidez y los vicios, pero que aún aspiran y anhelan a tener un golpe de suerte que modifique su realidad.
“Tangerine” comienza con la salida de Sin-Dee Rella (Kitana Kiki Rodriguez) de la cárcel y su encuentro con Alexandra (Mya Taylor), quienes rápidamente van a un restaurant y entre anécdotas se revela que Chester (James Ransone), el novio de Sin-Dee, aparentemente está con otra mujer.
Tras enterarse de esto, Sin-Dee Rella, desesperada, deambulará por Santa Mónica hasta dar con la mujer y también tratará de encontrar a Chester para escupirle en la cara todo lo que piensa sobre él, más aún por traicionarla mientras se encontraba en la cárcel.
Baker espia a las mujeres, que, desesperadas comenzarán un raid en el que, la venganza, es tan solo la excusa para poder mostrar una ciudad de noche y de manera diferente en la que los vicios, el sexo casual, la promiscuidad y la exageración, forman parte del panorama habitual en el que estas mujeres viven.
No importa ya si las protagonistas son mujeres biológicas o si sus cuerpos, exuberantes, exagerados, modificados, están bien o mal, al contrario, al poner el foco el guión en el detalle, la percepción de estar viendo una filme de persecución histérico y maniqueo, se cambia al escuchar los ingeniosos diálogos con los que el guión suple algunas falencias que por la espectacularidad de saber sus condiciones de producción (el filme fue rodado con un Iphone 5) quizás condicionan el visionado.
Pero “Tangerine” va por más, porque además de narrar la historia de Sin-Dee y su amiga Alexandra, también se trabajará con la doble moral de los hombres, esa que les permite tener una mujer e hijos para el afuera, pero que en realidad en una parte, su verdadero placer es encontrado en puertas lejanas y arriba de un vehículo.
Karren Karagulian interpretará a un taxista musulmán, quien a pesar de vivir con su hermosa mujer, verá cómo el deseo de estar con alguna de las mujeres de la noche terminarán por involucrarlo en una historia de la que no quiere ser parte.
Baker captura el clima y la atmósfera específica de la ciudad, pero además recupera el slang y la jerga con la que Sin-Dee, Alexandra y Dinah (Mickey O'Hagan), la tercera en discordia, dialogan a diario.
Hay un trabajo sobre la textura del filme, sobre los colores, que además resaltan y potencian una historia pequeña, breve y entrañable, sobre seres que están en tránsito constante pero que aspiran a un lugar mejor en el que todos sus sueños pueden concretarse.