Tangerine

Crítica de Jessica Johanna - Visión del cine

Se estrena Tangerine, la nueva película de Sean Baker filmada con Iphones y protagonizada por dos transexuales.
Sin-Dee acaba de salir de la cárcel. Lo primero que hace es ir a buscar a su amiga Alexandra, ambas transexuales, y luego a su novio. O pretende esto último. Porque se entera de que él la engañó y su mundo vuelve a desmoronarse. Pero si algo no es de hacer Sin-Dee es quedarse quieta y callar, al contrario, va en búsqueda de esa otra, esa mujer “de verdad” (es decir, nacida como tal), con la que él la está engañando. Todo esto sucede en Nochebuena.

Filmada exclusivamente con Iphones, Baker delinea a sus personajes a través del seguimiento que hace a cada uno de ellos, protagonistas y secundarios que terminan de aportarle color al relato. Vuelve a tomar temas como la prostitución, esta vez de bajos fondos, y a diferencia de en Starlet, que se sucede de manera más calma, acá todo se da de una manera más frenética, acorde a la personalidad de su protagonista incansable. Sexo, amor, amistad, traición, temas que están en todos lados son acá tratados por Baker con la naturalidad que acostumbra, dejando ser a sus personajes.
Las actrices Kiki Kitana Rodriquez y Mya Taylor (ésta última convertida ahora en la primera actriz transexual en ganar un premio mayor como actriz de reparto en los Independent Spirit Awards) no son experimentadas pero ambas aportaron a sus personajes cosas de sus propias experiencias de vida, lo que termina de imprimir realismo al film. Vale destacar además que Baker parece ser un gran descubridor de actrices, ya que en su película anterior le dio el primer protagónico a la modelo Dree Hemingway, y a Besedka Johnson, que actúa por primera vez a los 85 años, en su película anterior, Starlet, otro retrato sobre la amistad.

Tangerine es divertida y conmovedora, hermosa y avasallante, así como su protagonista, incansable en sus ganas de sentirse querida y especial. También como su amiga, Alexandra, que pone todas sus ganas en un show que ni siquiera le ofrecieron hacer. Al fin y al cabo, no importa cuánta agua pase bajo el puente, son dos personajes que están juntos porque así tiene que ser, porque se entienden y acompañan incondicionalmente en este mundo cruel, “claro que es un mundo cruel, Dios me dio un pene”.