Sudor frío

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Un género que pide pista

Más que la mayor o menor calidad que pueda tener Sudor frío, me interesa analizar en este texto el significado que tiene su estreno comercial en el ámbito local. Repasemos: desde hace años, con productoras como la platense Paura Flics o con festivales como el BARS, el género de terror demostró tener aquí un gran potencial y un importante nicho de público ¿Por qué, entonces, aquí tardó tanto en consolidarse un mercado/industria de cine de terror masivo y profesional como el que existen desde hace años no sólo en potencias como los Estados Unidos o Japón sino también en los países escandinavos o en España, donde [REC] o El orfanato se convirtieron en grandes éxitos.

En el lapso de cuatro semanas, llegan a las salas argentinas la uruguaya La casa muda (que ha tenido un más que digno arranque), Sudor frio y, el 3/3, Fase 7, que si bien tiene un tono más ligado al humor negro, ofrece unas cuantas escenas del más puro gore.

Paura Flics -que con títulos como Habitaciones para turistas, Masacre esta noche, Penumbra o 36 pasos había conseguido mucha mayor repercusión en el exterior (incluido los Estados Unidos) que en la Argentina- accede por primera vez a las ligas mayores con un producto que contó también con el aval de la productora Pampa Films (de Pablo Bossi) y un lanzamiento a gran escala a cargo del grupo Disney (dicen que la inversión de marketing es bastante mayor al costo de la propia película).

¿Y Sudor frío? En principio, diría que es una película de terror más con un acabado impecable. Me explico: el guión es más bien simplón (chico y chica entran a una casona dominada por psicópatas y descubrirán allí desde torturas hasta chicas-zombies. Nada que no se haya visto ya en la apuntada [REC], en Hostel o en El Juego del Miedo. Me parece que los García Bogliano cometen un error al dar tanta información de entrada, especialmente a la hora de presentar las peversiones e implicancias de los dos malvados. Dejan, así, poco espacio para la sorpresa en la segunda mitad del relato.

Otro aspecto que, sin dudas, generará mucha controversia (al menos, entre los espectadores más "intelectuales") es la utilización de una subtrama política ligada a la última dictadura militar. No es que crea que el tema deba ser utilizado sólo en términos solemnes o serios, pero entiendo que cierto sector del público puede sentirse molesto ante la aparición del ERP, de la Triple A o de ex represores en la trama.

Dicho esto, cabe destacar que el film se ve y se escucha muy bien, que la ambientación es lograda, que los efectos visuales o el maquillaje son claramente profesionales. No sé si esto alcanzará o no para convertir a Sudor frío en un gran éxito de taquilla, pero seguro es un buen primer paso para consolidar a un género que pide pista. El terror argentino ya no será más un ámbito de culto para unos pocos iniciados: su destino es el gran mercado y nada ni nadie podrá detenerlo.