Star Wars: Los últimos Jedi

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Star Wars: Los últimos Jedi, la saga galáctica que tiene mucho de familiar

La incorporación de Rian Johnson como guionista y director en la saga de Star Wars suponía no pocos riesgos. Más allá de sus antecedentes (Brick, Los estafadores, Looper: Asesinos del futuro y un puñado de los mejores episodios de la serie Breaking Bad como, por ejemplo, "Ozymandias"), había dudas sobre su capacidad para trabajar como autor y narrador de la herencia dejada hace dos años por el realizador y coguionista J.J. Abrams en El despertar de la fuerza. Tras apreciar los 152 minutos del Episodio VIII queda claro que Johnson no sólo aportó su impronta personal, sino que consiguió la que probablemente sea la película más sólida, fluida, divertida y emotiva de la saga desde... El imperio contraataca. Justo cuando la franquicia creada por George Lucas cumplió 40 años parece haber encontrado la madurez que tantos le reclamaban. Claro que los cambios que propone Los últimos Jedi pueden generar también cierta decepción entre aquellos cultores del espíritu más old fashioned de la saga. Es que por su tono, sus climas, su estética y sus conflictos esta entrega significa el ingreso definitivo de la impronta Disney en el universo de Star Wars. Es la película que mejor conecta con un público familiar, pero también puede irritar a los más cínicos defensores de la "pureza" original.

El film arranca con una excelente escena de batalla espacial y, desde entonces, casi no parará hasta el final. Por supuesto, hay momentos más intimistas ligados a la relación de Rey (Daisy Ridley) con Luke Skywalker (un Mark Hamill que ahora sí tiene muchos y decisivos minutos en pantalla) y luego con un conflictuado Kylo Ren (Adam Driver), que lucha contra sus contradicciones internas, pero casi nunca detiene su vertiginosa marcha, que encuentra en cada aparición de Leia Organa (Carrie Fisher) momentos de emoción, mérito de la película y la inevitable sensación del espectador de sufrir por la prematura muerte de la ya mítica actriz. En este octavo episodio, que enfrenta a los rebeldes de la Resistencia contra los malvados de la Primera Orden liderados por el Líder Supremo Snoke (Andy Serkis), el risible General Hux (Domhnall Gleeson) y el siempre indeciso Kylo Ren, hay un poco de todo: desde la confirmación de Finn (John Boyega) como héroe de acción pasando por la evolución del piloto Poe Dameron (Oscar Isaac) para convertirse en una suerte de sucesor de Han Solo. En cuanto a las apariciones de Kelly Marie Tran, Benicio Del Toro y Laura Dern aunque no decepcionan tampoco están del todo aprovechados. Los últimos Jedi es, en definitiva, la película épica y monumental que todo fan exige a estas alturas, pero también la comedia que los más pequeños celebrarán. Menos seria y oscura de lo que se preveía, la película regala un final de antología que nos permite esperar con las mejores expectativas el Episodio IX, cuando Abrams vuelva a tomar el mando.