Star Trek 2: en la oscuridad

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Viaje a otras estrellas

El interés por En la oscuridad, Star Trek va más allá del lógico por saber cómo J.J. Abrams retomaba al universo trekkie tras su Star Trek, El futuro comienza, de 2009. Es que el creador de Lost se pondrá al hombro la nueva saga de Star Wars, y En la oscuridad podría dar más que pistas de su estado narrativo.

Pues bien, para los que siguieron las sagas en el cine del capitán Kirk y Spock, más que la de TV, En la oscuridad no los defraudará. Como tampoco a los que elevaron a un altar a Abrams por Lost. Esa recurrente y aplaudida extravagancia de jugar con los tiempos y los espacios -nada para Abrams es tan lineal y previsible- sigue al orden del día y, para terminar con Star Wars, es de suponer que con Skywalker y su gente volverá a aprovecharlo y detonarlo.

Para Abrams los tripulantes de la Enterprise son como una familia. No es como en Lost, donde en la isla se podía desconfiar de cualquiera. Aquí la solidaridad es la moneda diaria, por más que estemos en el año 2259. Al impulsivo Kirk (un encendido Chris Pine) y el vulcano lógico y atado a las reglas Sr. Spock (un medido pero extraordinario Zachary Quinto) los fusiona la confraternidad, y uno daría la vida por el otro.

Con esa y no otra base, Abrams y sus guionistas de siempre armaron una historia de terrorismo interestelar, que -ojo- transcurre mucho en la Tierra. Está visto que el director de Super 8 quiere inquietar a los fans.

El malvado Khan -al que Benedict Cumberbatch sabe cómo extraerle en módicos gestos toda su bravura-, que estuvo en uno de los filmes de los ’80, regresa en medio de una probable guerra entre la Flota Estelar y los klingons. No será el único malvado, no habrá una sola vuelta de tuerca y no tiene ningún sentido adelantar nada más de la trama.

Abrams se rehusó a utilizar el 3D que le exigía Paramount, porque quería rodar en el formato IMAX. Los dos salieron empatados, ya que la filmó con cámaras IMAX y luego se la traspasó al 3D, con efectos asombrosos. Y allí sigue estando la clave. Las escenas de acción y combate están perfectamente realizadas y logran transmitir la adrenalina que Star Trek necesita.

El comienzo de En la oscuridad bien podría ser el de algún nuevo capítulo de Star Wars. Lo mismo algunos movimientos de masas en los hangares... Abrams regala una película disfrutable, y abre la puerta como para ilusionarse.