Spider-Man: de regreso a casa

Crítica de Jesús Rubio - La Voz del Interior

Spider-Man: de regreso a casa cumple con las expectativas y entrega una historia con aires renovados. La película dirigida por Jon Watts es un reinicio cumplidor.

Los estudios Marvel y la fábrica de los juguetes cinematográficos más espectaculares, conocida también como Hollywood, vencen otra vez. El reinicio de la historia del Hombre Araña está a la altura de su aplastante poder económico y el resultado es un disfrutable tanque CGI (del inglés Computer-generated imagery: imágenes generadas en computadoras) y una comedia de adolescentes que entretiene durante más de dos horas, debido en gran parte al carisma y a la gracia y a la soltura de sus personajes.

Spider-Man: de regreso a casa, dirigida por Jon Watts, huele más a espíritu adolescente que a pochoclo cachivachesco, y la alternancia entre los dos géneros (el de superhéroes y el de adolescentes) la favorece mucho, ya que le da un tono más relajado y humorístico a la historia.

El quinceañero Peter Parker (Tom Holland) comienza a experimentar su nueva identidad como el superhéroe arácnido. Después de la experiencia vivida con los Vengadores en la película Capitán América: Civil War, Peter regresa a la casa de su tía (Marisa Tomei) acompañado por Happy (Jon Favreau) y por su mentor y jefe Tony Stark/Iron Man (Robert Downey Jr.).

El joven intenta llevar una vida normal. Va al colegio y pasa el tiempo libre en compañía de su mejor amigo. Pero Peter no puede disimular las ganas que tiene de que Tony Stark lo llame para alguna misión. Mientras tanto, tiene que cumplir la pasantía de la empresa de Stark, que es como una especie de entrenamiento secreto antes de entrar a la madurez y hacerse cargo de los problemas que resuelven los consagrados superhéroes de la factoría ideada por Stan Lee.

Sin embargo, un hecho imprevisto interrumpe su aburrida rutina cuando aparece el enemigo, el malvado Vulture (Michael Keaton), y sobre todo cuando se da cuenta de que lo que más ama está en peligro.

Spider-Man: de regreso a casa es una película de superhéroes de iniciación, en la que el joven protagonista no sólo se enfrenta al villano de turno sino también a sus primeros miedos. Peter Parker está en plena adolescencia (tiene 15 años) y empieza a descubrir qué es esto de ser el Hombre Araña. Tiene que estudiar muchas cosas en el colegio, pero también tiene que aprender en qué consiste tener un traje con superpoderes.

Spider-Man no es sólo una película industrial y efectista de superhéroes, sino una agradable teen movie que le inyecta frescura y distensión al siempre tenso mundo de los Vengadores. Todos los elementos de la película están perfectamente dosificados y no hay ningún momento que sufra de tropezones estridentes. Y si bien el conservadurismo de Marvel se mantiene firme, lo que la salva es esa estampa a lo Bruce Springsteen, ese estilo de héroe de barrio que tiene el personaje principal.