Space Jam: Una nueva era

Crítica de Santiago García - Leer Cine

El avance tecnológico que hubo en el cine entre 1996 y 2021 es lo único que vale la pena destacar de este aparatoso evento llamado Space Jam 2: Una nueva era. Más que una secuela es una remake de la que seguramente en veinticinco años harán una nueva versión. No, corrijo, los tiempos han cambiado, harán un reinicio en dos años y de ese harán varias secuelas y una serie, solo para empezar.

El protagonista humano de esta película es LeBron James, cuyo estatus de estrella es el único equiparable al que tuvo Michael Jordan cuando hizo el film anterior. Su talento es indiscutible y lo mejor de la película son los fragmentos de archivo que aparecen al comienzo. Cuando tiene que actuar la cosa es complica un poco, pero nada grave, cualquier admirador de semejante figura se sentirá agradecido por verlo en pantalla grande.

Acá la excusa para el partido está relacionada con el hijo de LeBron. Fanático de los videojuegos, es también un brillante diseñador. Una creación suya es usada entonces por un algoritmo malo de Warner Brothers (el mismo que decidió hacer esta película, ahora que lo pienso) que mete al padre y al hijo en un mundo virtual a competir entre sí. Al joven lo acompaña un grupo de jugadores rediseñados para el mundo digital y a LeBron las estrellas de los Looney Tunes, con Bugs Bunny a la cabeza.

Un chiste gracioso. Uno solo. Nadie le pide a los que hicieron esta película que estén a la altura de los Hermanos Marx, o Ben Hecht, o Billy Wilder. Nadie los obliga a ponerse a la altura de Jerry Lewis o de Ernst Lubitsch. Sí hubiera sido digno que se hubieran acercado al humor de los dibujos de la Warner que exprimen sin sacar nada de jugo. Un esfuerzo sobre humano en el aspecto visual asegura espectacularidad y grandilocuencia, pero ni una sola risa. Y el mundo digital, tan avanzado como está, tampoco es capaz de dar una sola imagen bella.

El broche de oro es el uso y abuso de los films y series en poder de Warner. Como empleados cansados y obligados por el jefe, ahí están conviviendo todo aquello sobre lo que Warner tiene derechos. Puede ser Matrix, Mad Max, pero también Casablanca y El mago de Oz. Citas que quieren ser ingeniosas, pero son ofensivas. Alguna méritos de la digitalización impecable, otros extras disfrazados al lado de la cancha. Por cierto: todos los vean el film coincidirán que la película tiene los peores extras en la historia de Hollywood, algo insólito pero notorio. Uno puede ver a Penélope Glamour junto al Pingüino de Tim Burton y el Batman de Adam West, pero también a los secuaces del protagonista de La naranja mecánica. Así, todos ellos, apilados, haciendo de hinchas, tirando morisquetas y festejando la muerte del cine. Algunos dicen que es un homenaje, para mi es una burla que, como el resto del film, no produce gracia alguna.