Soy el número cuatro

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Alien todopoderoso

Filme de acción con adolescentes con, ejem, todo a flor de piel.

Las ventajas que tiene John, ya desde el afiche de la película, son inocultables. Si lo desea, abre los puños y de la palma de sus manos sale una luz, azul, muy útil para iluminar en bosques nocturnos, algún sótano o escuela cerrada. No es lo único que John puede hacer a voluntad con su cuerpo: tiene una fuerza terrible, salta como si rebotara en una cama elástica y –siempre achinando los ojos, haciendo muecas y extendiendo sus brazos- logra alejar de sí objetos que desea mantener a distancia. Como explosiones, malvados o monstruos.

Soy el número cuatro se basa en una novela que fue (es) best seller y es producida –aunque no en los papeles- por Steven Spielberg, y por Michael Bay, el mismo de Transformers . John, por si no lo adivinó, es un extraterrestre que tomó forma humana aunque nunca sepamos cómo, y es el número 4 porque en total son nueve los alienígenas que abandonaron el planeta Lorien cuando los mogadorianos iban a eliminarlo todo. Y como no hay dos sin tres, a esos primeros tres los mogadorianos los aniquilaron junto al guerrero que acompañaba a cada uno como una suerte de ángel de la guardia (pero con una daga con lucecita, acertó, azul). Ahora John y su custodio Henri deben cuidarse porque los malos atacan en orden, por número de aparición.

Que pase el que sigue.

Soy el número cuatro es la (nueva) típica película de acción con algo de romance desde el inicio de la saga Crepúsculo , en la que los personajes son adolescentes que pertenecen a mundos diferentes. John sería como el vampiro que se enamora de la chica normal (aquí se llama Sarah, es fotógrafa aficionada, y justo lo que John menos necesita es que suban su carita a una red social) y debe luchar junto a otro mortal (un nerd hijo de un obsesionado por los ovnis que habría sido secuestrado por extraterrestres) y un perrito no tan faldero contra estos invasores pelados pintarrajeados y con branquias.

El director D.J. Caruso expone casi el mismo dinamismo que en Paranoia y Control total , sus dos éxitos anteriores. Presumible primer capítulo de una saga, hay que esperar que aparezca la Número 6 (Teresa Palmer) para que la cosa se ponga mejor y la acción se asuma como tal. A Alex Pettyfer, el joven inglés de Alex Rider , lo veremos de aquí en más hasta en la sopa.

Con algunas frases más o menos memorables –la dedicada a una bebida energizante no debe contarse como chivo-, Henri (Timothy Oliphant, de Duro de matar 4.0 ) le aclara a John que “nosotros no amamos como los humanos; lo hacemos con una sola persona y para siempre”.

Error de marketing: debieron estrenarla antes de San Valentín.