Sonata en Si menor

Crítica de Javier Porta Fouz - La Nación

El periodismo y los periodistas

Patricio Escobar y Damián Finvarb fueron los directores de La crisis causó dos nuevas muertes, el documental que partía de los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán y se convertía en un ensayo sobre la mentira, la media verdad, el oficialismo y hasta el cinismo presente en los medios de comunicación. Era una flecha arrojada contra Clarín y había un vector claro, contundente. Era un documental-ensayo beligerante. Sonata en si menor está dirigida por Escobar, y la fotografía y la edición son de Finvarb. En este caso se parte de un operativo militar argentino-uruguayo perpetrado en Uruguay en 1977. Asesinatos, suicidios, secuestros, torturas, desaparecidos. Niñas pequeñas trasladadas a la ESMA. Uno de los sobrevivientes del operativo es el pianista Miguel Ángel Estrella, uno de los protagonistas y quien enmarca la película con su interpretación al piano de la pieza del título en un evento en el que está presente José Mujica, presidente de Uruguay.

El caso se detalla por momentos con cantidad abrumadora de información, pero el objetivo es (otra vez) trabajar sobre la responsabilidad de los medios y los periodistas. Por momentos la película parece tener demasiadas líneas y hasta demasiados recursos o ideas para acercarse a su tema. Entrevistas en movimiento, entrevistas reposadas, entrevistas enojadas, un espacio que representa los lugares y tiempos relatados mediante una escenografía al estilo Dogville y actores silenciosos. Y el error más notorio de la película: un actor que hace de "periodista de la época de los hechos" que escribe la noticia sobre el operativo como si se la dictara el aparato de prensa militar. Escribe -hoy- la noticia que salió publicada hace 35 años. Y la periodista Claudia Acuña -que hizo junto a Escobar la investigación para la película- lo amonesta desde el presente y desde su punto de vista. El periodista del pasado tiene que quedarse callado de forma forzada, como un nene al que lo retan: un papel imposible, penoso, hasta ridículo, y Acuña le espeta sus verdades de forma sentenciosa y cada vez con mayor gravedad e hipérbole. Este recurso cinematográfico es muy objetable y, a la luz de los resultados de esos segmentos, el yerro mayor del film.

Sin embargo, Sonata en si menor se recompone cada vez que se centra en las declaraciones de Miguel Ángel Estrella o cuando entrevista a dos periodistas que no siguen la línea de pensamiento de la película, incluso cuando uno de ellos -Alfredo Serra- no sale precisamente bien parado. En el diálogo, en el debate, en el cruce de ideas, incluso en la pelea agria, la película tenía más espacio para crecer. Al final hay otra intervención de Acuña, que vuelve a insistir con la lección cívico-periodística: esta vez frente o contra Mujica. Afortunadamente, Mujica, a diferencia del "periodista del pasado", es una persona real que responde con fuerza asertiva.