Snoopy y Charlie Brown: Peanuts la pelicula

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Animación dulce y nostálgica

Charlie Brown, Snoopy, Lucy, Linus, Franklin, Marcy, Sally, Peppermint Patty y el resto de la pandilla de Peanuts forman parte del imaginario de varias generaciones. Es que las tiras cómicas (exactamente 17.897) creadas por Charles M. Schulz durante cinco décadas eran disfrutadas por 350 millones de lectores de 2600 diarios de 21 países.

Esos populares personajes del cómic eran, por lo tanto, una tentación irresistible para una industria de Hollywood ávida por reciclar historias de exitoso pasado con la tecnología del presente. Y nada mejor que Steve Marino, director de La era de hielo 4 y responsable de llevar al cine la creación de Dr. Seuss Horton y el mundo de los Quién, para este desembarco que combina un look old-fashioned con el despliegue de efectos 3D. El resultado, en ese sentido, es bastante vistoso y funcional.

El guión -en el que participaron el hijo y el nieto de Schulz- tiene como protagonista a Charlie Brown, un perdedor perfecto que resulta entrañable y querible por su tozudez inquebrantable incluso en la acumulación de desventuras, malas rachas, torpezas y casualidades que siempre conspiran contra el éxito de sus iniciativas. En este caso, el niño pelado se enamora de una chica pelirroja que llega al vecindario y a su clase. Precisamente la dinámica del subgénero de conflictos escolares es uno de los principales atractivos del film, que tiene sus mejores momentos cuando apela al slapstick, a la comedia física y al baile.

En cambio no es del todo lograda la subtrama que encabeza Snoopy, el perro ladero de Charlie, que aquí -como la ardilla Scrat en La era de hielo- tiene su película dentro de la película con romance (se obsesiona de una piloto) y batallas aéreas contra el Barón Rojo.

Clásica y moderna, Peanuts: la película es una simpática propuesta de Blue Sky. Los productores de la saga de La era de hielo van a lo seguro, mantienen la sencillez e inocencia de la historia original, y salen airosos del desafío. No es un film rupturista ni demasiado audaz en el panorama actual de la animación, pero cumple con lo que promete. Niños y adultos nostálgicos, agradecidos.