Sin escape

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Es curioso que antes de ver “Sin escape” (USA, 2015) el tráiler que meses antes anticipaba la trepidante acción del filme dirigido por John Erick Dowdle, y con Owen Wilson a la cabeza del reparto, condensaba en escasos minutos todo el arco narrativo del filme.
Entonces, la sorpresa fue descubrir los giros y conflictos que por fuera de éste se planteaban y que servirían para mantenerse al vilo de los hechos sin importar cualquier convencionalismo industrial que el director le impregnó a la historia.
En “Sin Escape” Owen Wilson es Jack, un vendedor de una empresa norteamericana que es trasladado hacia un remoto país del sur de Asia para lograr acuerdos con los que su empresa terminara por recuperar el posicionamiento que anteriormente poseía.
Pese a que su familia lo acompaña (mujer y dos hijas), Jack sabe que no será fácil encontrarse con una cultura completamente diferente a la suya y mucho menos poder lidiar con las costumbres que este nuevo mundo le depara.
Pero así y todo decide embarcarse en tamaña aventura, sin saber que desde el día uno, una épica de sangre y huída lo marcará a fuego, ya que después de que un grupo revolucionario asesina al emperador del lugar por un supuesto caso de fraude relacionado al control del agua por parte de la empresa en la que Jack vive, el caos y la muerte se apoderarán del lugar sin tregua alguna para nadie.
Y mucho menos para él, quien es visto como uno de los hacedores del siniestro soborno con el que el “pueblo” perdió la soberanía sobre un bien tan preciado y necesario como lo es el agua.
Pero Jack, no contará con que imprevistamente otro extranjero, Hammond (Pierce Brosnan), lo asistirá para que, arreglos mediante, pueda escapar de ese lugar con vida y contar el “cuento” como una anécdota más de las tantas que podría narrar sobre su estadía en Asia.
“Sin escape” recupera el cine de acción clase B que durante los años ochenta los estudios Cannon y Carolco tan bien supieron crear, y que en las diferencias y choques de cultura, pudieron construir relatos llenos de adrenalina, suspenso y emoción.
A pesar de trazos gruesos y algunos obvios clichés, que potencian el extrañamiento y la creación de la dicotomía civilización/barbarie para potenciar la acción, “Sin Escape” devuelve un tipo de relato clásico, que no por no ser novedoso, no termina por generar placer de género.
“Sin Escape” es una película llena de emociones que abusa de algunos convencionalismos, pero que en el carisma de sus protagonistas masculinos (impecables Wilson y Brosnan) puede afirmar su propuesta sin pretender otra cosa que entretener al público.