Sin dejar huellas

Crítica de Manuel Germano - Ociopatas

El realizador francés de “La vida soñada de los ángeles”, “El pequeño ladrón” y “Julia”, regresa luego de 10 años a la pantalla grande con el thriller “Sin dejar huellas”. El film es una adaptación de la novela israelí “The missing file” (2011), del autor Deror Mishani, y tiene como protagonista al reconocido Vincent Cassel.

El propio Érick Zonca junto a Lou de Fanget Signolet escribieron este libreto en el que seguimos a un policía alcohólico que se sumerge en la investigación sobre la desaparición de un adolescente. El camino para hallar la verdad, será turbulento y plagado de trampas.

Decepcionante al máximo, Zonca marca su regreso al cine con un thriller fallido y torpe que se pliega a los esquemas más rutinarios del policial, y que resulta demasiado manierista hasta perder todo el interés por la película, que parece estar filmada con una desidia preocupante que va desde los problemas narrativos que tiene, pasando por unas interpretaciones débiles y una absoluta ineficacia para abrir y cerrar la obra.
“Sin dejar huellas” toma estrictamente las reglas del policial negro para construir el personaje del detective (Vincent Cassel) que por supuesto, es alcohólico, está con prostitutas, es violento, machista y ordinario. Representa la peor parte del humano, pero Zonca hace de ese acercamiento al policial negro una experiencia fallida: el personaje pasa a ser realmente irritante e insoportable. Todo luce demasiado subrayado y manipulador.
Ansioso por ir al disparador argumental, Zonca inicia su obra con un Vincent Cassel que ya recibe el caso de forma apresurada. Esto hace que de entrada la película cargue todas las características del detective en poco tiempo. La desprolijidad del comienzo no hace más que acentuarse a lo largo del metraje cuando se va visualizando un guion malo que expone demasiado a los actores con situaciones ridículas. Lo de Vincent Cassel sorprende: compone una actuación altamente sobreactuada y olvidable, casi al borde del papelón.

Para no reducir toda la trama a un caso policial, “Sin dejar huellas” propone una subtrama que se desarrolla con deficiencia, sobre el hijo del detective y sus negociados con la droga. El resultado es de nuevo muy malo.

Ya en la segunda mitad, el guion se aferra en falsos sospechosos que le permiten ‘complejizar’ la investigación, incluso cuando esto signifique rizar los hilos de forma demasiado rebuscada y cayendo en algunos golpes bajos.

Un thriller decepcionante y rutinario que tiene grandes problemas de dirección y guión. Cuesta creer que haya sido filmada por Érick Zonca. Lo que pudo haber sido un efectivo acercamiento al cine negro, acaba en un espectáculo de golpes bajos y manipulación forzosa.

Calificación: Regular

Fabio Albornoz (TW @fabioalbornoz).