Siete perros

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

El amor a nuestras mascotas, la concientización sobre la tenencia responsable y la infinita enseñanza que los animales nos legan son algunas de las reflexiones que quedan latentes luego del visionado de un film tan conmovedor como “Siete Perros”. Rodada en Córdoba durante 2022, fue estrenada en salas locales hacia el mes de septiembre pasado, también llegando, posteriormente, a pantallas en numerosos festivales. Paula Lussi guiona la historia acerca de un hombre de mediana edad, solitario, quien atraviesa una delicada situación de salud y percibe la hostilidad del consorcio al que pertenece. Consorcio, esa pequeña comunidad microscópica en donde fluyen tensiones y se solicitan deberes a cumplir. En su hogar, un pequeño departamento, un hombre común ha convertido a siete perros en su familia directa, a quienes cuida y ama profundamente. Este noble retrato acerca de la soledad, la intimidad y la angustia existencial de un ser incomprendido, adquiere notable dimensión gracias a la inmensa labor interpretativa de Luis Machín, intérprete dueño de una versatilidad descomunal. Con extrema sensibilidad y sutileza, consigue transformarse para componer a este provinciano encantador, amante de los perros; desbordante de ternura para con ellos. El relato que se nos narra es más bien agridulce, su corazón también se ha convertido en sede de una inenarrable angustia. Protagonista absoluto de la historia, el hombre habla con sus perros y se rodea de ellos; se comunica con sus semejantes con parsimonia y sencillez, busca salir de su cascarón introvertido, en pos de una salida colectiva a su acuciante presente. Machín, monumental, se deja cuerpo y alma en cada plano, y su comportamiento nos brinda poderosas reflexiones. “Siete Perros” recurre a nuestra empatía como espectadores. Las normas de convivencia y lo que socialmente avalamos o cuestionamos no siempre se miden con la vara más justa…el comportamiento humano suele dejar bastante que desear.