Se acabó la épica

Crítica de Martín Chiavarino - A Sala Llena

Los escritores marmóreos.

La literatura abre todas las posibilidades del lenguaje para construir la percepción en tanto que comprensión corporal de la experiencia. Se Acabó la Épica es el último documental de la directora Matilde Michanie y se centra en la obra de Néstor Sánchez, un escritor de novelas experimentales y extravagantes incomprendido en su época, cuya producción de centraba en la épica intima y personal. La idea narrativa del documental es presentar las dos facetas principales, por un lado, Néstor Sánchez, el hombre con su vida, su cronología, sus pasiones y su devenir vagabundo. Por otro lado, surge la biografía literaria, con sus obras (recientemente reeditadas), la construcción de un estilo y una épica poética sumamente particular sobre la cotidianeidad.

Para abordar el primero de los ejes, Michanie entrevista al hijo y al hermano de Sánchez para construir una sucesión de acontecimientos que conducen al autor de Nosotros Dos y Siberia Blues a abandonar a su familia e iniciar un viaje errático hacia Estados Unidos por una beca que nunca completa, y hacia Lima y Caracas siguiendo a los epígonos de las ideas y los métodos de trascendencia de la consciencia del maestro espiritual George Ivanovich Gurdjieff, para finalmente emprender un viaje a Europa para adentrarse en el mundo editorial de la mano de los elogios de Julio Cortázar a su incipiente obra.

En función de esta fama editorial y de las traducciones al francés de su primera novela y de la extraordinaria Cómico de la Lengua, y la polémica por el carácter original de su obra, un vacío existencial que lo asediaba desde hacía tiempo se apodera de él y lo conduce cada vez más hacia un abismo que lo devora junto a su obra. La construcción de esta épica ficcional que transforma pero también trasciende la vida diaria es una ruptura con una visión tradicional de la experiencia que lo lleva a buscar una forma nueva de expresión para sus vivencias íntimas. A partir de entrevistas a su ex pareja y a varios colegas que lo sobreviven, Michanie rastrea el origen y el devenir de su necesidad trashumante, que al igual que su estilo literario se funda en una forma de relatar a partir de movimientos corporales basados en estilos y obras musicales, particularmente en la sensualidad y gracia del tango y la pasión e improvisación acompasada del jazz.

La obra literaria de alguna manera destruye o consume la energía del hombre y del escritor de El Amhor, los Orsinis y la Muerte, conduciéndolo hacia la oscuridad, donde la única posibilidad de coherencia se centra en los caóticos relatos del diario de su recorrido por las inestables calles de Nueva York en los años ochenta -reunidos en La Condición Efímera- para concluir su vida literaria en los apuntes de su psicóloga, como una nota al pie o un análisis de crítica literaria. Todas sus facetas confluyen a la vez que se escinden para dejar paso al fin de su épica y su imposibilidad de narrar experiencias.