Se acabó la épica

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Un artista maldito bajo una mirada convencional.

Néstor Sánchez es uno de los grandes escritores de culto, uno de los secretos mejor guardados de la literatura argentina.

Si bien varias de sus novelas fueron lanzadas por editoriales grandes como Sudamericana o Seix Barral, llegó a ser publicado en Francia por Gallimard y elogiado con pasión por Julio Cortázar, el autor de Nosotros dos (1966), Siberia blues (1967), El amhor, los orsinis y la muerte (1969) y Cómico de la lengua (1973) dejó de escribir demasiado pronto, se distanció de sus seres queridos y desapareció del mapa. Durante mucho tiempo, todos creyeron que había muerto, pero vivió como linyera en Nueva York, San Francisco y Los Ángeles. Falleció recién en 2003, a los 68 años, en su barrio de Villa Pueyrredón.

Michanié, directora de documentales como Judíos por elección y Licencia número uno, reconstruye la intensa y durísima existencia de Sánchez a partir de conmovedores testimonios de su hijo Claudio, su analista Ruth Taiano, el traductor francés Albert Bensoussan, el escritor Emilio Sánchez Ortiz o su hermano Carlos. Amante del jazz (cuya apuesta por la improvisación inundó su obra), bailarín de tango junto con Juan Carlos Copes, verdadero trotamundos (vivió también en Caracas, Roma, Barcelona y París), este artista influido por la Generación Beat, los surrealistas, la literatura experimental de James Joyce y heredero de la bohemia del Di Tella se convirtió con el tiempo en figura ineludible del contracanon y cuestionador acérrimo del boom latinoamericano que encandiló a Europa.

Con el tiempo, Sánchez se fue peleando con sus amigos y distanciando del mundo real. Ligado a la Escuela del Cuarto Camino de Gurdjieff y a las enseñanzas de Carlos Castaneda, entró en una zona mística y esotérica que fue minando su sanidad y su creatividad literaria. Michanié -como hicieron con mayor vuelo Sergio Wolf y Lorena Muñoz en Yo no sé qué me han hecho tus ojos con la figura de la cantante Ada Falcón- intenta desentrañar el misterio Sánchez. El documental es, por momentos, demasiado obvio y convencional para una figura de las dimensiones de este artista maldito, pero aun con sus limitaciones no deja de ser una investigación valiosa sobre un personaje fascinante.