Rouge amargo

Crítica de Jessica Johanna - El Espectador Avezado

La nueva película de Gustavo Cova tiene varios factores atractivos que pueden llevar a la gente a querer ir a verla al cine. La principal, es la de arriesgarse a hacer algo que no suele hacer el cine nacional, a meterse con un género que no es casi ajeno, a jugar con él, a permitirse seguir ciertas reglas y romper otras.
En la película en cuestión, es curioso que no hay un detective. Al menos no del modo tradicional. No está el típico juego de una pista que lleva a la otra. Acá lo principal está en seguir a los dos protagonistas (Luciano Cáceres, actor que ya ha demostrado ser muy versátil, tanto para el cine como para tele, tanto para la comedia como para el drama; y Emme, hermosa, sexy e imposible de pasar desapercibida), dos personajes que se cruzan en circunstancias extrañas.
Ella es una prostituta que una noche en un hotel junto a un político sale desnuda y asustada del cuarto tras ser él disparado. Él acaba de salir de la cárcel, va a pasar esa noche al mismo hotel y carga un arma. Él le salva la vida. Ella se siente atada a él. Se escapan. Ambos saben más de lo que dicen.
Nicolás Pauls interpreta a un periodista que estuvo todo un año trabajando en un caso de narcotráfico pero de repente su jefe le dice que si no tiene nada para dentro de un día, se olvide del reportaje. El problema de su personaje es que es muy pasivo. Lo único que hace es esperar la llamada de este informante que todavía no vamos a saber quién es, que prometió encontrarse con él pero por algún motivo que desconoce nunca llegó.
El villano, al menos el más activo, que los persigue, violento, es César Vianco, a quien seguramente muchos recordarán como el gran villano de "Los Simuladores", aquel que regresa de la selva para vengarse de la "jodita" que ellos le hicieron. El elenco principal lo complementa Gustavo Moro en un personaje interesantísimo: el de Rita, la travesti que es como una madre de la protagonista, Cintia (Emme), y que los va a ayudar por más que esté llena de dudas y sepa que el terreno es muy peligroso.
La película tiene a favor que no es un policial completamente negro, en realidad no siempre (no lo hace la mayoría de las veces) se toma en serio a sí misma. Lo cual aporta cierta frescura y sorpresa.
Vale destacar que tiene un gran trabajo de montaje y edición. Hay secuencias que sorprenden por su calidad, destacándose para mí la que intercala el musical de Rita con la aparición de un personaje a quien el destino le depara una sorpresa... desagradable. De hecho también hay un gran trabajo sonoro.
Es cierto que el guión es previsible, hay eventos que parecen suceder sólo porque tienen que suceder y hasta los diálogos muchas veces parecen despojados de ingenio. Hay mucho plano detalle, a veces hasta innecesario (por ejemplo el de la moneda al comienzo de la película, que parecería ser un guiño a la película de Campanella) y todo eso lo define como un producto, que no tiene definido un punto de equilibrio.
Y es que el principal objetivo de la película parece ser el de entretener. Ya sea con escenas casi ridículas, como otras de acción mejor trabajadas. Lo discutible es que justamente no se queda con un tono, navega un poco entre ambos mares, sin decidirse, quedando a veces a la deriva, precio por la dirección elegida. Extraña y simpática, no pasará desapercibida en cartelera.