Rock Dog: renace una estrella

Crítica de Mex Faliero - Funcinema

UNA QUE SABEMOS TODOS

El subtítulo que le pusieron aquí a esta secuela producida entre China y EE.UU. parece un guiño y un mal chiste, pero en verdad se ajusta bastante a la historia: Bodi, el perro protagonista, se deja seducir por un empresario discográfico que le promete el oro y el moro, y termina abandonando a sus compañeros de ruta musical a la vez que avanza en un proyecto solista que anula completamente su esencia. Bodi entonces atravesará un ascenso meteórico y posteriormente una caída estrepitosa, para recuperarse en el lugar donde se recuperan los personajes de todas estas películas con moraleja: junto a la familia y los amigos. Rock Dog: Renace una estrella es una película que apuesta por las convenciones y no logra correrse un centímetro, ni sorprender en el camino.

Hay que reconocer, no obstante, que Rock Dog: Renace una estrella nos regala una pequeña epifanía a partir de una idea del villano. Resulta que hay un parque donde se juntan a tocar los músicos independientes y que sufre la amenaza de ser cerrado y edificado. En verdad esa amenaza es un invento del villano (un lobo con una máscara de cordero, así de sutil es todo), que quiere lograr que los músicos se agrupen para protestar y convertirlo a él en una suerte de líder espiritual cuando se presente como salvador. Es que a decir de él esos músicos son unos “necesitados” y cooptarlos es muy sencillo. No puedo negar que me divertí mucho haciendo una analogía con la relación entre el kirchnerismo y buena parte de la colonia artística del país, aunque en verdad es algo que está muy lejos de las intenciones de la película.

En fin, que como en la hipócrita Luna de Avellaneda el que tiene razón es el villano, pero el film de Mark Baldo no tiene la honestidad de aceptar la realidad. Y edifica una fábula edulcorada sobre el regreso a los orígenes donde el mayor problema en sí no es ese, sino más bien el fragmentario recorrido de su narración. Porque no están claros los objetivos del villano y porque acumula personajes de su primera entrega que quedan relegados en la historia, pero inventa subtramas para que tengan participación sin que eso esté demasiado integrado. Sin demasiado vuelo y con un humor que no supera la medianía, a la película se le nota además su carácter de segunda selección en una animación que no supera los estándares de la producción hecha para el consumo hogareño.