Robin Hood

Crítica de Emiliano Fernández - CineFreaks

Arquería y redención

Ya era hora de que Ridley Scott se redimiera de equívocos groseros como Un Buen Año (A Good Year, 2006), Gangster Americano (American Gangster, 2007) y Red de mentiras (Body of Lies, 2008), todos films que lamentablemente se ahogaban en su propia vacuidad preciosista. Robin Hood (2010) en cambio es un producto muy entretenido que funciona como un complemento perfecto de la versión de Kevin Reynolds de 1991 estelarizada por el hoy desaparecido Kevin Costner: ambas son pomposas, delirantes y por momentos ridículas. Mientras aquella era fundamentalista, la presente se abre un poco de la leyenda.

En este caso tenemos a Russell Crowe como el justiciero de los bosques de Sherwood, quien por suerte aporta la garra necesaria y deja de lado varios de sus tics habituales. Hay que decir que el casting es en verdad excelente ya que cada actor está en sincronía con su personaje y la suma de apellidos llama la atención: Max von Sydow, William Hurt, Mark Strong y la siempre maravillosa Cate Blanchett. Aquí la historia continúa la senda de otras precuelas hollywoodenses y apunta a retratar los comienzos del protagonista como arquero en el ejército de Ricardo Corazón de León y la subsiguiente deserción en pos de la libertad.

Resulta hilarante apreciar cómo el guión del errático Brian Helgeland mete en la misma bolsa hechos verídicos, pormenores del folklore inglés y ficción bastante eficaz. Por supuesto que la película no es un baluarte de la exactitud si se la piensa en términos históricos, pero si aflojamos la cuerda se la puede disfrutar como espectáculo sin ningún tipo de problema (en la trama los franceses pretenden invadir a los británicos, cuando en realidad sucedió al revés). Intercalando chispazos de humor, el film ofrece un relato ambicioso que incluye conspiraciones palaciegas, guerra civil y la gesta de Nottingham.

Una vez más el trabajo de fotografía es estupendo y viniendo de quien viene hasta un tanto escueto: no nos topamos con esa catarata incesante de primeros planos, tomas detalle y ralentís. Pareciera que el señor optó por la modestia que exigía una aventura de marcada inflexión clasicista. Otra de las “novedades” más importantes pasa por el desarrollo de personajes, por fin a la par del diseño de producción y las deslumbrantes secuencias de enfrentamientos. Habría que avisarles a los que siguen esperando un regreso del Scott de los ’70 y ’80 que sólo con una máquina del tiempo sería posible, el horizonte quedó en el pasado…