Río 2

Crítica de Santiago García - Tiempo Argentino

Música y colores para un rato

Las nuevas aventuras de los pajarracos animados los vuelve a encontrar en Brasil para el despliegue de un universo natural donde conviven y sortean las amenazas al planeta.

No hay grandes misteRíos detrás del éxito de Río y tampoco lo habrá detrás de Río 2. Brasil se ha vuelto un punto clave para el cine y el deporte mundial en estos últimos años. Hollywood claramente elige sistemáticamente este país para ambientar sus películas o para colocar en ellas puntos clave de las historias. Algunos directores nacidos en Brasil han logrado hacer carreras de fama mundial también. En el caso de los dos films de Río el espíritu de Brasil es todavía más fuerte que en otras producciones. No sólo por la importancia del país en todo el imaginaRío y el argumento, sino que hasta el experto en animación que dirigió ambas es también originaRío de dicho país. Carlos Saldanha dirigió los primeros tres films de La era del hielo y también Robots. Aunque su cine no pasa para muchos de la medianía, hay que decir que ha sabido tener mucho éxito con sus películas. Río vuelve con los personajes de la primera entrega y los embarca en una nueva aventura llena de sorpresas. El despliegue de colores y música que fue el punto más fuerte del primer film se repite aquí con fuerza y sin duda es su mayor encanto. Un viaje al corazón de la selva amazónica será también la excusa para conseguir que la paleta de colores y los bellos fondos tengan un protagonismo indiscutible. Pero también hay que decir que no hay mucho más detrás. Al parecer solo Pixar y Disney consiguen, en mayor o menor medida, darle a los films de animación norteamericanos ese toque extra que las convierte en obras mayores. Pero a su vez fuera de ese ámbito poderoso se respira un poco más de humor absurdo y disparate, algo que también le sirve al cine de animación y al cine en general. En Río y también en Río 2 el humor absurdo juega un papel clave, sin tampoco pasarse de osadía, claro está. Finalmente, y con derecho, un film ambientado en el Amazonas no puede pasar por alto conceptos ecologistas. Está bien que así sea, en tanto no parezca una bajada de línea forzada y sin sentido. Estas aves con conductas humanas siguen siendo animales y es evidente que su ambiente natural está amenazado. Tal vez esa es una idea no del todo aprovechada, los pájaros y los humanos son lo mismo: habitantes de un planeta amenazado. Pero siempre Río 2 se mantiene a una prudente distancia de las ideas complejas. Tal vez ese sea su encanto y su límite.